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Alma Peralta: El arte como vía de escape

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Nueva York – Alma Peralta le hace honor a su nombre. De rostro sereno, voz apacible y espíritu libre. En sus ojos deja ver una mujer con muchos matices y secretos, con heridas causadas por la vida y curadas por el arte. A sus 44 años no aparenta más de 34, quizás porque su alma se mantiene intacta y curiosa, como una niña que va descubriendo el mundo a su paso y pintando de colores sus recuerdos.

Alma Peralta llegó a Nueva York desde Puerto Rico en 1989 y, desde su adolescencia, estuvo interesada en el arte, aunque no pudo dedicarse a él sino hasta muchos años después. Hoy en día, aun con una lesión en la columna, dedica su vida a la pintura y es invitada a participar en numerosos shows al año para mostrar su trabajo. Ya con un público fiel a sus creaciones, se siente libre de mostrar su lado artístico ­y desnudar su mundo interior sobre el lienzo en el que pinta.

 

¿Cuándo fue tu primer contacto con el arte? Estaba en la secundaria cuando empecé a interesarme en la pintura. Hicieron un mural en mi escuela y quedé fascinada. Al llegar le dije a mi padrastro que quería aprender a pintar y él me dijo que no, que yo más bien tenía que aprender a cocinar. Eso marcó mi vida en ese momento. Mi familia pensó que el arte era una pérdida de tiempo.

 

¿Cómo lograste entonces retomar tu camino hacia el arte? Fue un camino largo y difícil. Yo me casé muy joven, tuve dos hijas y muchos años después caí en depresión. Mi vida giraba alrededor de ser madre y esposa, y no había nada más. En el 2005 me uní a un grupo de terapia emocional y ellos me incentivaron a expresar mis sentimientos a través del arte. Ahí comencé a pintar para desahogarme y encontré mi camino.

 

¿Sabías, para ese momento, el talento que tenías? En lo absoluto. Yo empecé a pintar sin saber que podía hacerlo. Después veía mis pinturas y me preguntaba cómo lo hice (risas). Encontré en el arte una vía de escape, una forma de comunicarme. Plasmo en el lienzo mis sentimientos. Lo que no puedo decirle a nadie. En persona me cuesta ser tan honesta como lo soy cuando pinto. Mis pinturas son como páginas de mi diario personal.

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La libertad y los deseos de la infancia son temas recurrentes en la pintura de Alma Peralta. (Foto cortesía).

¿Te formaste profesionalmente en el arte? Lo hice. En el grupo de terapia me apoyaron para ir a la Universidad y formarme. Así fui al Hudson Community College y aprendí muchas técnicas para canalizar mi inspiración. Sin embargo, tuve que dejarlo en el 2009, pero pienso volver y terminar mis estudios.

 

Es admirable que, aunque no pudiste seguir estudiando, no lo abandonaste… Porque creo en el destino. En el mismo año 2009 conocí al grupo de artistas de Union City y empezaron los shows. Conocí gente maravillosa que me ha impulsado a seguir con mi carrera. Ellos son mi familia. Siento que con ellos puedo ser realmente yo misma, porque me entienden. Dicen que los artistas somos diferentes y pienso que he tenido suerte de conocer mucha gente diferente en el mundo.

 

¿Te has inspirado en otros artistas? No realmente. Antes de ir a la Universidad yo no sabía nada de otros artistas, ni mucho de arte. Cuando mi hermano Luis vio mis primeras pinturas me dijo que yo pintaba como Frida Kahlo, y yo le pregunté: “¿quién es ella?”. Ahora, por mi estilo, puedo decirte que si Frida Kahlo y Dalí hubiesen tenido una hija, esa sería yo (risas).

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El divorcio y el renacer como el ave fénix desde el amor propio. (Foto cortesía).

Y que Frida y tú comparten una lesión en la columna… ¡Lamentablemente! Mis problemas de espalda me dificultan pintar. A veces empiezo una pintura y tengo que parar por unos días, pero después sigo. Pintar es, para mí, una necesidad. Yo me tomo mi tiempo.

 

¿Dónde se pueden ver tus pinturas? ¿Es difícil despedirte de ellas? Acabo de hacer Tres historias en el arte en el Musto Center de Union City con otras dos artistas: Juanita Torres y Nelly Rojas, y hay uno próximo en Septiembre en el mismo lugar. ¡Es totalmente difícil despedirme de mis pinturas! Es como un bebé, un pedacito de mí. Especialmente porque no pinto pensando en que voy a venderla. Pinto porque lo necesito, porque necesito sacarme algo del pecho. Hay algunas tan personales que nunca las he mostrado a nadie. No estoy lista todavía, pero llegará su momento.

 

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Los hijos, los padres y familias disfuncionales. (Foto cortesía).

 

 

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