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El día que Miguel Porlán Chendo frenó a Diego Armando Maradona

Maradona condujo a la gloria a un Nápoles que hizo grande. Habrá pocos casos en la historia en los que un solo futbolista ejerza un poder de transformación de un club tan grande como el que ejerció el astro argentino, que fue frenado en seco en Copa de Europa por el Real Madrid de la 'Quinta del Buitre'.

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Roberto Morales

Nueva York – El 16 de septiembre de 1987 permanece en la memoria de todos los madridistas por ser la noche en que Miguel Porlán Chendo frenó a Diego Armando Maradona, cuando el Real Madrid, a puerta cerrada en el Santiago Bernabéu, venció al Nápoles en Copa de Europa en el único precedente de una eliminatoria entre ambos.

Maradona condujo a la gloria a un Nápoles que hizo grande. Habrá pocos casos en la historia en los que un solo futbolista ejerza un poder de transformación de un club tan grande como el que ejerció el astro argentino, que fue frenado en seco en Copa de Europa por el Real Madrid de la ‘Quinta del Buitre’.

Con un once formado por Buyo, Chendo, Tendillo, Sanchís, Solana, Gallego, Michel, Martín Vázquez, Gordillo, Butragueño y Santillana, el Real Madrid pudo con Maradona en un partido inolvidable para todos los que participaron ese día en un Bernabéu sin afición.

“Es uno de los partidos imposibles de olvidar por la dificultad de que se vuelva a repetir y porque nos enfrentábamos al Nápoles de Maradona, uno de los mejores equipos que había en Europa, al que logramos vencer en medio de unas sensaciones extrañas”, explicaba a Efe Ricardo Gallego años después recordando aquella cita.

“Yo me quedo con el marcaje a Maradona y con los goles de Míchel y Tendillo. Era un encuentro muy importante para nosotros y realizamos un gran trabajo”, añadió Chendo.

El por entonces lateral derecho madridista encaró el reto más difícil, frenar a Maradona y salió airoso de un duelo bravo. Se anticipó siempre, fue su sombra y empujo a una versión gris al mítico 10. El Nápoles, con su estrella bien marcada, tuvo dos ocasiones para marcar. Perdonó la más clara tras una mala salida de Buyo y la madera repelió un testarazo cuando ya perdía.

Una jugada de Manolo Sanchís por banda derecha, con amago de centro y una arrancada que fue frenada en penalti, la aprovechó Míchel para abrir el marcador a los 18 minutos. “Tengo buenos recuerdos de aquel día, marqué el primer gol y di el segundo tras un córner, fue un buen día en el capítulo personal”, recuerda.

Muy activo en banda derecha con sus centros Míchel firmó un gran partido y en uno de los córners que botaba, a los 76 minutos, el balón cayó a Tendillo que se alió con la suerte en su disparo para, tras golpear en dos defensas, entrar en la portería rival en el 2-0 definitivo. El portero Garella fue el único capaz de frenar a Emilio Butragueño y sacó un mano a mano al final con Gallego.

Sobre el Bernabéu pesaba una sanción de UEFA al Real Madrid por lanzamiento de objetos contra el guardameta Jean-Marie Pfaff. Pese a ello, el resultado fue favorable, 2-0, y en la vuelta no tuvo mayores problemas para sostenerlo en un estadio San Paolo con gran ambiente.

Butragueño se encargó de rebajar el espíritu de remontada italiano con un bonito gol y de nada le sirvió al Nápoles el marcado por Francini (1-1). El PSV fue el verdugo madridista en semifinales y el posterior campeón. 29 años después, el duelo entre el Real Madrid y Nápoles regresa, de nuevo en octavos de final, y ahora con mayor distancia entre sus plantillas. EFE

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