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Jarre: la vanguardia en música electrónica

De lo que sí está seguro es de que con un instrumento electrónico "uno se convierte en el propio artesano", ya no depende del que, como en los instrumentos clásicos, trabajó las maderas de un violín o de un violonchelo.

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Javier Alonso

Nueva York – Exhibe unos envidiables 70 años, se dispone a publicar un nuevo álbum de estudio y asegura que la vanguardia en la música electrónica, de la que a Jean-Michel Jarre se le considera el “padre”, se ha “democratizado”.

“La vanguardia dejó los laboratorios, los templos por así decir de la elite para irse a cualquier tipo de estudio de sonido en todo el mundo”, dijo Jarre a Efe en Hamburgo (norte de Alemania), donde anunció la salida de su próximo disco.

“Y esto es algo muy bueno, ahí es donde la tecnología es tan fantástica, porque ha democratizado el proceso creativo. Puedes tener talentos fantásticos que pueden expresarse con un portátil en casa”, opina Jarre.

“Así que diría que la experimentación ahora o la vanguardia, por así decir, está en todas partes, este es un gran cambio”, elogia.

Con “Equinoxe 2”, su próxima creación, dice que no pretende ser “arrogante” cuando cree que “está un poquito en el camino” de crear un trabajo redondo.

“Concebí este álbum como un banda sonora de la creación artística”, explica cuando dice que fue la carátula creada por Michel Granger, el autor de la legendaria portada de “Oxygene”, la que le inspiró esta vez.

“Nunca hice esto antes y no sé si un artista antes empezó un proyecto de álbum de esta manera, probablemente porque nunca inventamos nada, pero creo que es bastante atípico”, confiesa.

Jarre dice que con el primer “Equinoxe” hay un vínculo pero que “no es una secuela (…). Es Equinoxe con esteroides, el sonido es bastante potente y tiene como un aire cinemático”.

Después de vender 80 millones de álbumes dice que le interesa mucho todo lo que tiene que ver con la realidad virtual y la inteligencia artificial.

Se permite augurar que “dentro de unos años habrá algoritmos capaces de crear música original, novelas originales y eso va a cambiar nuestra relación con la creación como seres humanos”.

“La tecnología nos ofrece cada vez más posibilidades y creo que no las estamos explorando de manera suficiente en lo que afecta a la creación de nuevos instrumentos”, reconoce sobre los creadores actuales de música electrónica.

“Hay extensiones fantásticas en un ordenador pero, desde el punto de vista del hardware seguimos siendo bastante tradicionales en todo el mundo”, reconoce Jarre.

“Sigue habiendo mucho sintetizador con teclados y botones que son más o menos lo mismo incluso aunque tengas instrumentos que producen sonidos increíbles. Pero desde el punto de vista estético, de intentar ser diferentes, todavía no hemos llegado ahí”.

“De momento, y todavía durante bastante tiempo, no ha habido nada realmente nuevo. Algo hay, pero más interfaces que instrumentos nuevos”, admite respecto al estado de la innovación en su ámbito.

De lo que sí está seguro es de que con un instrumento electrónico “uno se convierte en el propio artesano”, ya no depende del que, como en los instrumentos clásicos, trabajó las maderas de un violín o de un violonchelo.

“Cada instrumento acústico tiene sus propias características y está fenomenal cuando empiezas a combinarlos. La diferencia principal con los instrumentos electrónicos es que todo instrumento acústico tiene un sonido definido por el artesano que lo creó”, afirma.

“Con un instrumento electrónico uno se convierte en el propio artesano, uno está diseñando sus propios sonidos, así que estamos ante un acercamiento totalmente distinto” al de los instrumentos de una orquesta clásica.

Y asegura que descubrió la “belleza” de estos en una orquesta sinfónica, porque aquella se consigue “cuando los mezclas a todos”.

Se queda pensativo ante la pregunta de qué instrumentos clásicos le gustaría unir en uno solo: “puede que el chelo y el piano, y puede que también…es interesante”.

Le intriga averiguar una cuestión que no se limita a la música: “¿cómo vamos a absorber informaciones en el futuro durante la mayor parte del tiempo?”.

“Y estoy bastante convencido de que va a haber grandes cambios en la próxima generación o en la siguiente y nuestro cerebro no servirá ya para almacenar información, para ir a la escuela y aprender cosas”.

Ese cerebro sobre el que teoriza Jarre “probablemente utilizará más del 10 por ciento que usamos ahora para ser como una especie de encrucijada de informaciones y no para que sea como un disco duro sino más como un motor para intentar asimilar mucha información”. EFE

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