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El voto femenino en EEUU cumple un siglo antes de elección histórica

Y es que el proceso para lograr este derecho no fue nada fácil, las activistas y reformadoras tardaron casi 100 años en ganarlo en agosto de 1920, cuando se aprobó la Decimonovena Enmienda a la Constitución, que declara que el derecho al voto no puede negarse por motivos de sexo del votante.

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Ana Milena Varón

Nueva York – El 2 de noviembre de 1920, hace hoy justo un siglo, las mujeres en EE.UU. tuvieron por primera vez el derecho constitucional de votar para escoger un presidente, logro en el que participaron un buen número de latinas y cuya conmemoración se da justo un día antes de unas elecciones en las que el sufragio femenino puede inclinar la balanza.

“Cien años de sufragio femenino en los Estados Unidos es un momento de celebración de lo lejos que han llegado las mujeres”, destaca a Efe la profesora de ciencias políticas de la Universidad del Sur de California (USC), Christian Phillips.

Y es que el proceso para lograr este derecho no fue nada fácil, las activistas y reformadoras tardaron casi 100 años en ganarlo en agosto de 1920, cuando se aprobó la Decimonovena Enmienda a la Constitución, que declara que el derecho al voto no puede negarse por motivos de sexo del votante.

Casi tres meses después, el 2 de noviembre de 1920 cerca de 10 millones de mujeres en Estados Unidos votaron en unas elecciones en las que ganó el republicano Warren G. Harding, y muchas de ellas acudieron a las urnas por primera vez en aquellos comicios.

Antes de esta enmienda, varios estados no permitían el sufragio femenino. Inclusive, Mississippi y Georgia cerraron el registro de nuevos votantes antes de que se ratificara la declaración bloqueando así el derecho al voto en 1920 para todas las mujeres de estos dos estados.

En este sentido, la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Nuevo México Lonna Atkeson explicó a Efe que la aprobación de la décimo novena enmienda también otorgó a las mujeres el derecho a votar en todas las elecciones estatales, abriéndoles el camino en varios estados que no lo permitían.

La campaña usada por las mujeres en el movimiento se centró en gran medida en argumentar que con la participación femenina “se iba va a limpiar la política”, advierte Atkeson.

“Se iban a solucionar problemas, problemas del gobierno… en última instancia impactaría la política positivamente al reducir la corrupción, y creaba importantes agendas políticas que antes no estaban disponibles”, ahonda la catedrática.

HISPANAS PRESENTES EN LA LUCHA

El movimiento sufragista contó con una gran participación de las latinas, especialmente en Nuevo México, recalca Cathleen Cahill, profesora de historia del Universidad Peen State.

La historiadora pone de ejemplo una tarde de octubre de 1915, en el que cerca de 150 sufragistas de Santa Fe salieron a las calles para realizar un acto público a favor del sufragio femenino en la que participaron anglosajonas e hispanas.

Trinidad Cabeza de Baca, cuya familia era propietaria de uno de los primeros autos de la ciudad, prestó el suyo a la causa. A ella se unieron Dolores “Lola” Armijo, Aurora Lucero, Arabella Romero y su hija, Marie, entre otras.

“En un momento en que los derechos territoriales, la religión y el idioma de los hispanos estaban bajo ataque, las hispanas afirmaron que el movimiento sufragista necesitaba incluirlas a ellas y sus preocupaciones”, resalta Cahill.

ADELINA “NINA” OTERO-WARREN

Entre los nombres de las sufragistas hispanas resalta el de Adelina “Nina” Otero-Warren, educadora y con fuertes conexiones políticas en el Partido Republicano en Nuevo México, la hispana usó esas influencias en su lucha por el sufragio y también jugó un papel clave para asegurar que la legislatura estatal ratificara la décimo novena enmienda.

Su notoriedad llevó al Partido Republicano a nominarla como su candidata al Congreso en 1922.

Cahill subraya que la participación de las latinas en Nuevo México dio grandes resultados, ya que el estado tiene una larga tradición en la elección de mujeres hispanas, incluidas las dos primeras gobernadoras latinas: la republicana Susana Martínez (2011-2019) y la demócrata Michelle Lujan Grisham (titular).

MARÍA GUADALUPE EVANGELINA LÓPEZ.

En Los Ángeles el nombre de María Guadalupe Evangelina López ha quedado marcado en el movimiento sufragista al ser parte activa del “Votes for Women Club de Los Ángeles”.

López organizó manifestaciones y viajó por el estado, hablando tanto en español como en inglés sobre el derecho al voto de las mujeres, que en California se ganó el 10 de octubre de 1911.

En 1913, López fue elegida para ser un representante de California para ir a Washington, D.C. a marchar en el desfile por el sufragio de las mujeres organizado por Alice Paul, una de las líderes del movimiento nacional.

EL VOTO DE LAS MUJERES MARCARÍA LA DIFERENCIA

Cien años después de que los votos femeninos comenzaran a contar en las presidenciales a nivel nacional, las votantes pueden inclinar la balanza.

La participación de las mujeres en las elecciones ha ido incrementando desde 1980. Según un análisis realizado por el Centro Pew, en 2016, el 63 % de las mujeres que tenía derecho a votar dijo haberlo hecho, en comparación con el 59 % de los hombres.

Esa brecha de género de 4 puntos porcentuales, es todavía mayor entre los latinos, y las hispanas superaron en votos a los latinos en aproximadamente 5 puntos en 2016 (50% frente a 45%).

En 2020, las encuestas aseguran que el presidente Donald Trump podría perder su reelección debido a un menor apoyo entre las mujeres.

El candidato demócrata, Joe Biden, aventaja en 20 puntos porcentuales (56 % para Biden, 36 % para Trump) en intención de voto entre las mujeres, según una encuesta reciente del Centro para las Mujeres y la Política Estadounidense de la Universidad de Rutgers.

A esto se suma que por primera vez la formula electoral del demócrata tiene a una mujer de las minorías, Kamala Harris, para la Vicepresidencia.

UN CAMINO DE ALTIBAJOS PARA LAS MINORÍAS

A pesar de estos logros, Phillips, autora del libro “Nowhere to Run: Race, Gender and Immigration in American Elections”, señala que las políticas de exclusión vinculadas a la raza y la inmigración han limitado la participación de las minorías, incluso en las actuales elecciones.

“Las estrategias de supresión de votantes continúan hoy en día, lo que dificulta que las comunidades que no son predominantemente blancas accedan a las urnas, las boletas y el voto en condiciones razonables”.

Estas políticas han incluido la eliminación de fondos para los lugares de votación y los trabajadores, procedimientos arcanos para votar por correo o en ausencia durante la pandemia, y la reubicación o eliminación total de los lugares de votación, indica.

“Esta celebración de los cien años también es un momento de reflexión, sobre cuánto trabajo tenemos que hacer para asegurar de que todas las mujeres puedan realizar este logro (el de votar)”, advirtió Phillips. EFE News

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