La ciudad australiana de Sídney declara una emergencia climática
Moore también recalcó que las emisiones de gases contaminantes de Australia han aumentado durante cuatro años consecutivos, por lo que denunció que las políticas del gobierno de la coalición Liberal-Nacional que encabeza el primer ministro australiano, Scott Morrison, "simplemente no funcionan".
Nueva York – La ciudad de Sídney declaró hoy una emergencia climática y pidió que se ponga un precio a las emisiones contaminantes, al remarcar que el calentamiento global supone un peligro para sus residentes y para toda Australia.
“Al declarar la emergencia climática, llamamos al gobierno federal a dar una respuesta urgente, reintroduciendo un precio al carbono para cumplir con el objetivo de reducción de emisiones del Acuerdo de París”, dijo la alcaldesa de Sídney, Clover Moore, en Twitter.
Moore también recalcó que las emisiones de gases contaminantes de Australia han aumentado durante cuatro años consecutivos, por lo que denunció que las políticas del gobierno de la coalición Liberal-Nacional que encabeza el primer ministro australiano, Scott Morrison, “simplemente no funcionan”.
Australia, un país vulnerable al cambio climático, registra un aumento constante de las emisiones de gases contaminantes desde 2013, año en que la coalición conservadora llegó al poder y derogó el impuesto a la emisión de gases contaminantes.
En su lugar, el gobierno australiano ha apostado por dar incentivos financieros para que empresas y agricultores reduzcan las emisiones, entre otras medidas para lograr el objetivo de reducirlas un 26 % en 2030.
“La alcaldesa Moore ha llamado por su nombre a la emergencia climática y con ello le está dando un guantazo a los gobiernos estatal y federal, que siguen complaciendo a la industria del combustible fósil”, dijo el subdirector de Greenpace Australia, Nic Seton, en un comunicado.
Con la declaración de emergencia, Sídney se une a una iniciativa a la que ya se adhirieron 620 jurisdicciones en todos el mundo, incluidas 24 localidades australianas y ciudades como Londres (Reino Unido), Auckland (Nueva Zelanda) o Vancouver (Canadá), según Greenpeace. EFE