París expone por vez primera en Europa al maestro japonés Jakuchu
El conjunto de esta obra se desplaza por segunda vez fuera de Japón, después de Washington, y estará expuesto para el público parisino dentro de la temporada japonesa 2018 del "Petit Palais" de la capital francesa.
Nueva York – “Doshokusai-e”, 30 rollos en pergaminos del pintor japonés Ito Jakuchu, se exponen a partir de hoy en París, por vez primera en Europa, en una muestra en la que estarán acompañados de tres obras budistas que el maestro nipón del siglo XVIII ofreció al templo de Shokoku, en Kioto.
El conjunto de esta obra se desplaza por segunda vez fuera de Japón, después de Washington, y estará expuesto para el público parisino dentro de la temporada japonesa 2018 del “Petit Palais” de la capital francesa.
La inauguración de la exposición se hizo con una ceremonia budista dirigida por un monje, el primer bonzo del templo de “Shokoku”, al que el artista se los regaló como elemento decorativo.
Jakuchu ofreció al monasterio su obra diez días después de la muerte de su hermano más joven.
El pintor es un exponente del llamado “periodo Tokugawa” (1603-1867), segunda mitad de la llamada era Edo, en la que nacieron en el imperio japonés varios movimientos artísticos con una extraordinaria fuerza.
Heredero de un negocio de comercio mayorista que había comenzado su familia tres generaciones antes en el floreciente mercado de Nishiki, Jakuchu fue una persona muy culta, conocía muy bien la cultura tradicional china y admiraba enormemente las antiguas pinturas chinas.
Primogénito de su familia, a la muerte de su padre, en 1738, se hizo cargo del negocio, con el que compaginó su vocación temprana por la pintura, que solo pudo retomar de forma exclusiva cuando a los 40 años traspasó el comercio a su hermano menor.
Dos años más tarde comenzó a pintar “Doshokusai-e” (El reino colorido de los seres vivos) con la que continuo durante diez años.
En sus pinturas se inspira en el universo de las plantas y de los animales que están alrededor de la imagen de Buda, una de sus grandes influencias junto al monje superior del monasterio de “Shokoku-ji”.
“Representa diferentes especies en sus obras, desde animales nobles, como por ejemplo el ‘Fénix’, hasta otros diminutos, como los insectos, que también pertenecen al Universo”, asegura Manuela Mostaiello, una de las comisarias de la muestra y responsables de la colección japonesa del museo Cernuschi de París, dedicado a las artes asiáticas.
Jakuchu fue un pintor muy aclamado en Japón por la finura en sus pinceladas y el brillo de sus pinturas, con una búsqueda muy profunda de los pigmentos como el azul, que aun no existía en su país.
Nació en un medio privilegiado, donde se podía permitir la compra de materiales muy caros.
Dos años antes de su fallecimiento, un incendio en Kyoto destruyó gran parte de la ciudad, incluidas las propiedades del pintor, lo que le sumió en la miseria y le obligó dedicarse a la pintura para ganarse la vida. EFE