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El MoMA de Nueva York acoge ciclo sobre “los años radicales del cine catalán”

Esteve Riambau, director de la institución catalana, explicó a Efe que la iniciativa lleva a la Gran Manzana "diez años cruciales en la historia de la España contemporánea desde el punto de vista cinematográfico y con una especial sensibilidad catalana".

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Nueva York – El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) acoge a partir de hoy el ciclo de películas “Los años radicales del cine catalán, 1968-1978”, con quince obras cedidas por la Filmoteca de Catalunya y firmadas por directores como Pere Portabella, Antoni Ribas o Ventura Pons.

Esteve Riambau, director de la institución catalana, explicó a Efe que la iniciativa lleva a la Gran Manzana “diez años cruciales en la historia de la España contemporánea desde el punto de vista cinematográfico y con una especial sensibilidad catalana”.

Recordó que la Escuela de Barcelona reveló a mediados de los sesenta una mirada “a la contemporánea Nouvelle Vague francesa” y en los años que abarca la retrospectiva se refleja la “radicalización” del proceso “en lo político y lo estético, con diversas muestras de cine militante o ‘underground’ al margen de cualquier censura”.

Riambau presentará la serie, que comienza este jueves con la proyección de “La Vieja Memoria” (1977), de Jaime Camino, un documental que da palabra a los supervivientes de la guerra civil española desde múltiples puntos de vista, incluida la feroz confrontación entre anarquistas y comunistas de mayo de 1937 en Barcelona.

Interviene también el viernes, cuando se emiten tres cintas clandestinas contra el régimen franquista, entre ellas una versión actualizada de “El sopar” (1974/2018), de Pere Portabella, y el sábado, acompañado por el cineasta Mariano Lisa para presentar “El campo es para el hombre” (1973), que codirigió con Helena Lumbreras.

Riambau destacó la política de difusión internacional de fondos que ha desarrollado la Filmoteca de Catalunya en los últimos años, y apuntó que el ciclo del MoMA es una oportunidad para “poner de manifiesto la necesidad de preservar la memoria a través del cine”.

“No se puede entender lo que está ocurriendo en Cataluña durante los últimos años sin los pactos y estrategias de la Transición a la democracia”, agregó el comunicador, quien destacó “El sopar”, rodado con presos políticos en 1974 y que en su versión actualizada añade “un epílogo que vincula aquel momento con el presente”.

Por su parte, el responsable del departamento de Film del MoMA, Joshua Siegel, indicó a Efe que las dos instituciones tienen una relación cercana y cuando Riambau propuso trazar el cine catalán del fin del franquismo, “dado el estado de la situación en Cataluña y, más ampliamente en el mundo, nos pareció maravilloso”.

Siegel sostuvo que el cine autóctono catalán de la época presenta una “integridad” que lo diferencia del español: “Hay algo en la sensibilidad catalana que es diferente de la narrativa ‘mainstream’ que venía de Madrid en ese momento”.

Apuntó que el ciclo de películas resulta relevante para el museo y el público estadounidense, en general, porque es “política y socialmente provocativo”, ya que incluye grabaciones clandestinas de manifestaciones.

En ese sentido, enfatizó su relevancia por el “movimiento secesionista” que existe en Cataluña, y sostuvo que algunas de las imágenes de protestas por la libertad en Barcelona “se ven reflejadas” en manifestaciones similares que han tenido lugar en los últimos dos años en la región, si bien en situaciones políticas muy distintas.

Entre los filmes más destacados, Siegel coincidió con Riambau en en “Informe General” (1976) de Portabella, porque da cuenta “de los últimos días de la dictadura”, y en “Ocaña, retrat intermitent” (1978), que realizó Ventura Pons sobre el pintor y activista homosexual. EFE

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