Green Day vuelve a sus orígenes punk y despotrica contra Trump en Chile
Armstrong, junto con Mike Dirnt (bajo) y Tré Cool (batería), surgió entre las sombras del escenario al término de "Así habló Zaratustra" de Richard Strauss, canción que se popularizó al ser incluida por Stanley Kubrick en el filme "2001: Una odisea del espacio".
Alberto Valdés
Nueva York – Green Day está de vuelta en Chile. Cinco años después de su último disco, la banda de punk rock estadounidense presentó hoy su “Revolution Radio”, en un concierto vibrante, cargado de mensajes políticos, en el que reinaron las críticas implícitas al presidente de su país, Donald Trump.
“Todavía estamos vivos”, gritó al inicio del directo Billie Joe Armstrong, guitarrista y cantante del grupo, a las miles de personas que se congregaron la noche del domingo en el capitalino estadio Bicentenario de La Florida, quienes no pararon de saltar y corear ni un minuto durante las dos horas y media de espectáculo.
Armstrong, junto con Mike Dirnt (bajo) y Tré Cool (batería), surgió entre las sombras del escenario al término de “Así habló Zaratustra” de Richard Strauss, canción que se popularizó al ser incluida por Stanley Kubrick en el filme “2001: Una odisea del espacio”.
Dicha apertura reflejó muy bien su condición de estrellas, ya que a pesar del caos que los rodea, ellos demuestran que “siguen brillando”.
“Know your enemy” inició la fiesta, seguido de “Revolution Radio” y “Bang Bang”, tres canciones con claras intenciones políticas. En ellas, el grupo arremete contra “la obediencia y el silencio de la mayoría”, piden que se “legalice la verdad” y atacan duramente la actual legislación de armas en Estados Unidos.
“Dejad a un lado vuestros teléfonos móviles y redes sociales. Rechazad a vuestros partidos políticos. Esta noche buscamos algo mejor. Esta noche estamos de celebración”, vociferó Armstrong, ante lo cual el público respondió con una ensordecedora ovación.
Durante los últimos cinco años, el grupo ha vivido momentos convulsos que hicieron saltar las alarmas entre sus fanáticos, quienes creían posible una definitiva disolución.
En ese tiempo se sucedieron el relativo fracaso de su último disco “¡Uno!, ¡Dos!, ¡Tres”, publicado a finales de 2012, los problemas de drogadicción de Armstrong y las críticas que recibieron por parte de ídolos de su juventud como John Lydon, ex integrante de los Sex Pistols, quien llegó a afirmar que la banda “no hacía nada parecido al punk”.
Sin embargo, si algo ha demostrado Green Day durante los 31 años que llevan encima de los escenarios, es que saben cómo renacer de sus cenizas.
Después del éxito de “American Idiot” (2004), considerado su álbum más importante, “Revolution Radio” nos devuelve a ese mismo sonido punk rock contestatario con el que consiguieron revolucionar el mercado musical estadounidense y llevarse el Grammy al mejor álbum de rock en 2005.
Para presentarlo, la banda escogió en esta oportunidad, además de las tres primeras canciones que interpretaron, los temas “Young Blood” y “Still Breathing”, para luego ampliar el espectro y ofrecer un recorrido por toda su discografía.
Entre los temas más aclamados estuvo “Boulevard of broken dreams”, en la que arremeten contra la política del expresidente de Estados Unidos George W. Bush, por su participación en la Guerra de Irak o “Basket Case”, en la cual admiten ser un “caso perdido” ante el sistema.
Trece años después de “American Idiot”, Green Day demostró hoy que han alcanzado una madurez que no solo se detecta en las arrugas que surcan sus caras, sino también en un discurso siempre cambiante pero eternamente reivindicativo.
De hecho, la banda ha pasado de criticar el conformismo de la clase media norteamericana, a la que identifican en sus canciones como “rednecks”, a atacar el uso de drones en la guerra, las matanzas con armas de fuego -como la ocurrida en Texas hace menos de una semana- o el terrorismo desplegado por el Dáesh a nivel mundial.
Este discurso quedó plasmado en las tres últimas canciones que tocaron, en las que recordaron que no hay que ser un “idiota americano” (“American Idiot”), ya que todos somos ciudadanos de un “mundo ordinario” (“Ordinary World”), con nada más que el “tiempo de nuestras vidas” (“Time of your life”) a nuestras espaldas. EFE