3.600 millones de personas viven todavía sin acceso a un retrete
El costo de no tener sistemas de saneamiento de aguas, del que el retrete es el símbolo principal, tiene un mayor impacto ambiental que todo el sistema de transportes del mundo, explicó hoy en una rueda de prensa Johannes Cullmann, vicepresidente de la ONU para el Agua, pero desgraciadamente es uno de los factores más invisibles de la contaminación mundial.
Nueva York – Casi la mitad de la población del mundo, concretamente 3.600 millones de personas, no tienen acceso a un retrete en condiciones o a ninguno en absoluto, según se puso hoy de manifiesto en Naciones Unidas en un informe desvelado con motivo del Día Mundial del Retrete, que se celebrará el sábado.
El costo de no tener sistemas de saneamiento de aguas, del que el retrete es el símbolo principal, tiene un mayor impacto ambiental que todo el sistema de transportes del mundo, explicó hoy en una rueda de prensa Johannes Cullmann, vicepresidente de la ONU para el Agua, pero desgraciadamente es uno de los factores más invisibles de la contaminación mundial.
Por ello, este año el lema de este Día del Retrete -instaurado en 2013- será “hacer visible lo invisible”, comenzando por explicar el impacto que la falta de saneamiento tiene en las aguas subterráneas, que constituyen el 30 % del agua fresca potable en el mundo: cuando el agua usada y sucia se vierte directamente en la tierra, contamina de inmediato la capa freática de la que sale el agua potable.
Además -lamentó Cullmann-, las regiones del mundo con deficiente saneamiento son aquellas donde no van los medios de comunicación, y esto influye en el hecho de que el saneamiento sea uno de los objetivos de desarrollo sostenible que llevan actualmente más retraso.
Incluso en los países sometidos a conflictos armados -añadió- la falta de agua potable y de higiene en general mata más que las propias armas, como queda demostrado en República Democrática del Congo o Somalia, donde el consumo de agua sucia se traduce de inmediato en diarreas y brotes mortales de cólera o de fiebres tifoideas.
Como siempre se recuerda en estas fechas, son las mujeres y los niños los principales afectados por el deficiente saneamiento, y para resolver este problema específico “no se necesita tecnología: lo que se necesita son decisiones políticas”, dijo el funcionario.
Tras Cullmann, tomó la palabra Ann Thomas, del programa WASH de la Unicef, quien recordó que el saneamiento “no vende”, y por ello no suele estar en lo alto de las prioridades para los políticos, lo cual justifica la celebración de jornadas como la del sábado, precisamente para aumentar la concienciación mundial.
Aunque la financiación está muy retrasada, Thomas dijo confiar en que en el horizonte 2030 la tasa de población con acceso al retrete haya subido al 70 %.
Como era costumbre en los años anteriores a la pandemia, la sede general de Naciones Unidas en Nueva York amanecerá mañana con la instalación de un retrete hinchable gigante para llamar la atención de este problema que afecta casi exclusivamente a los países pobres. EFE