Nueva York – El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) confirmó hoy el fuerte aumento de las hostilidades en el este de Ucrania desde principios de este año, tras un periodo de relativa estabilidad en esa zona separatista.

El resurgimiento de la violencia armada afecta gravemente las condiciones de vida de cientos de miles de persona que residen en ciudades y localidades próximas a la línea de combate, reveló el presidente del CICR, Peter Maurer, según un comunicado.

Maurer indicó que, en una visita de cinco días a Ucrania, pudo observar que la población civil vive “bajo la amenaza perpetua de bombardeos, tiroteos o la explosión de alguna mina”.

La vuelta a los combates ha supuesto que la población tenga muy restringido el acceso a artículos básicos, incluidos alimentos y agua, así como a la electricidad.

“El funcionamiento de la planta de purificación de agua de Donestk, de la que dependen decenas de miles de personas, ha sido interrumpido varias veces durante varios días y nuestros equipos han empezado a llevar agua en camiones cisternas”, señaló.

La organización humanitaria reiteró su petición de que se establezcan “zonas de seguridad” y que las instalaciones de agua, gas y eléctricas sean excluidas de las áreas donde los grupos separatistas combaten contra las fuerzas gubernamentales ucranianas.

El conflicto en el este de Ucrania, que comprende a las regiones de Donestk y Lugansk, estalló en abril de 2014 y ha llevado a la partición de facto del país, con el apoyo de Rusia.

Recientemente, el presidente ruso, Vladímir Putin, firmó un decreto en el que ordenó reconocer como válidos en Rusia todos los documentos, incluidos los de identidad, emitidos por los separatistas de ambas provincias.

Lugansk, además, ha implantado el rublo como moneda oficial. EFE