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Un museo en México muestra la cara “divertida” de la muerte

Con salas coloridas y llenas de luz, el recinto deja atrás la representación triste que se tiene de la muerte y muestra a los visitantes una visión más "festiva" de esta transición de vida, explica a Efe Alondra Castañeda, guía del Museo Nacional de la Muerte, en la ciudad de Aguascalientes.

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Mariana González

Nueva York – Un museo muestra la cara “divertida” de la muerte y explora en la cultura mexicana desde los rituales sagrados de las culturas prehispánicas hasta los alegres festejos que tienen lugar la noche del 2 de noviembre, en la que los mexicanos honran a los muertos que “vuelven” del más allá.

Con salas coloridas y llenas de luz, el recinto deja atrás la representación triste que se tiene de la muerte y muestra a los visitantes una visión más “festiva” de esta transición de vida, explica a Efe Alondra Castañeda, guía del Museo Nacional de la Muerte, en la ciudad de Aguascalientes.

La intención es mostrar la idea de la muerte, no una brusca o “torturante como se daba en la Edad Media, sino más que nada esta transición de la muerte a través del tiempo, es decir, desde la época prehispánica hasta lo contemporáneo”, dice.

El visitante puede descender hasta el “inframundo”, un espacio subterráneo que muestra los tipos de tumbas precolombinas en las que los cadáveres estaban acompañados de un perro xoloescuintle, de adornos e instrumentos que los antiguos pobladores creían les servían para el viaje a Mictlán, lugar sagrado de los muertos.

Mictlantecuhtli, el dios azteca del inframundo, se hace presente en esta y todas las salas del museo como una de las figuras más importantes de la cultura mexicana, al ser la deidad encargada de recibir a los muertos que lograban cruzar los nueve niveles antes de llegar a Mictlán, señala Castañeda.

Las creencias de las diferentes culturas precolombinas en torno a la muerte fueron dejando huella en el imaginario mexicano. Muchos de los rituales más arraigados durante las festividades de Día de Muertos en México tienen influencia de aquella época, apunta.

“Hacer ritos, poner una ofrenda, eso también lo hacían los prehispánicos. (…) Ahora ya lo hacemos un poco más lúdico, más divertido, con esta intención de crear un ambiente de fiesta para los difuntos”, asegura la especialista.

El antiguo monasterio de estilo colonial construido en el siglo XVII alberga parte de las salas de este museo que resguarda más de 2.000 piezas entre esculturas, pinturas, artesanías populares y juguetes en diferentes formatos, bajo el auspicio de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

Documentos, facsímiles y piezas de arte sacro revelan cómo en México la visión de la muerte y el más allá se transformó en la época novohispana con la introducción de la religión católica, los santos y vírgenes que ayudaban a llegar al purgatorio, así como los rituales para “el bien morir”.

Además de considerarla un paso necesario, los mexicanos se “mofan de la muerte” al tomar como ícono del Día de Muertos a la figura de la Catrina, una calavera ataviada con elegantes ropas, y reproducir cráneos de azúcar con adornos multicolores y calaveras que bailan, beben y fuman durante su regreso del más allá.

Los grabados de artistas de la época previa a la Revolución como José Guadalupe Posada y de los postrevolucionarios como José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez fueron fundamentales para crear entre los mexicanos la idea festiva de la muerte, explica Castañeda.

Sus imágenes publicadas en diarios, plasmadas en murales y piezas gráficas tomaban a personajes de la vida cotidiana y hechos históricos y los representaban con humor en figuras cadavéricas que a su vez hacían una crítica a la sociedad.

“Al hacer esta crítica social, política y también religiosa, el concepto de las calaveritas empieza a influir muchísimo en las personas, es ahí donde quizás hay un cierto choque o un momento de cambio para que haya más humor dentro de estos festejos”, argumenta.

Esta algarabía en torno a la muerte es la que llama la atención de los extranjeros que llegan a México y visitan el museo.

“Es uno de los mejores lugares para venir a visitar, quisimos venir primero al Museo de la muerte y después conocer lo demás”, dicen a su llegada al recinto Vicky y Susy Graham, provenientes de Sudáfrica.

Las turistas eligieron esta época para visitar por primera vez México, pues la cultura alrededor de la muerte es “fascinante, hermosa y muy sensitiva”, muy diferente a las creencias que prevalecen en su país alrededor de este tema, aseguran.

Alma Jiménez, originaria de Ciudad de México, estuvo en el museo por primera vez, una experiencia que la dejó “sorprendida”, a pesar de ser mexicana y burlarse de la muerte “desde niña”.

“Por supuesto que tenemos miedo a la muerte, pero aun así siempre la hemos visto más como una transición que como un final”, concluye. EFE

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