Ethan Hakwe: Es perturbador que EE.UU. haya permitido el racismo en su ADN
Nominado en cuatro ocasiones al Óscar, Hawke (Texas, 1970) debuta en la televisión con doble pirueta en esta serie limitada que ha protagonizado y creado, que adapta la novela homónima de James McBride y que estrena Showtime este domingo en EE.UU.
David Villafranca
Nueva York – Volar por libre es la brújula vital de Ethan Hawke, siempre en proyectos personales y arriesgados y que a raíz de la asombrosa y muy original “The Good Lord Bird”, una serie sobre el héroe abolicionista John Brown, aseguró a Efe que es “perturbador” que Estados Unidos permita que el racismo forme parte de su ADN.
Nominado en cuatro ocasiones al Óscar, Hawke (Texas, 1970) debuta en la televisión con doble pirueta en esta serie limitada que ha protagonizado y creado, que adapta la novela homónima de James McBride y que estrena Showtime este domingo en EE.UU.
Con Joshua Caleb Johnson y Daveed Diggs en su elenco, “The Good Lord Bird” viaja a las vísperas de la Guerra Civil para retratar a John Brown, un cristiano radical y abolicionista furibundo que luchaba contra el racismo al considerar que todas las personas, incluidos por supuesto los afroamericanos, eran hijos de Dios.
En la piel de un lunático blanco que asesina racistas mientras recita versos de la Biblia, Hawke se come la pantalla en esta serie que funde el humor surrealista con la gravedad histórica y que conecta con las reivindicaciones de igualdad de Black Lives Matter.
Pregunta: Dijo en The New Yorker que este proyecto era “mágico” para usted. ¿Por qué?
Respuesta: Mi madre dirigió una organización en Bucarest durante 20 años. Trabajaba por los derechos de los gitanos y para que la gente entendiera el racismo que ataca a la cultura gitana en Europa oriental.
Y ella hizo eso en gran medida porque tenía 15 años cuando Martin Luther King fue asesinado, vivía en la parte occidental de Texas y su padre estaba profundamente inmerso en el movimiento por los derechos civiles. Así es como fue criada.
Los seres humanos somos tribales por naturaleza (…). Y mi tribu siempre han sido las artes. ¿Sabes? No siento un vínculo particular con los blancos si no les importa Miles Davis (…). Las artes son mi pasión. Y encuentro increíblemente frustrante que la bandera de la firme igualdad entre los seres humanos se tire a la basura constantemente.
P.- También ha comentado que llegó a obsesionarse con John Brown.
R.- La mayoría de la humanidad queremos cuidar nuestro entorno. Queremos que los hijos de los demás sean tratados tan bien como los nuestros. La mayoría creemos en “la regla de oro”: tratad a los demás como queráis que os traten… Sin embargo, las leyes y el modo en que nuestra sociedad se construye no nos hacen fácil actuar en función de ese deseo.
Me encanta ver a una persona que no juega según las convenciones de la sociedad y dice: “¿Sabes qué? No estoy dormido. Esto está mal y no me importa si me vais a llamar loco, si me ahorcáis, si matáis a mis hijos: esto está mal”. Creo que nos encanta cuando alguien se atreve, cuando alguien se siente liberado del miedo. Y pienso que eso es lo que me excita de John Brown: cómo no ser tan temeroso.
P.- La serie habla de la esclavitud y el racismo, pero usa la ironía y la irreverencia. ¿Le preocupaba encontrar el tono perfecto?
R.- Fue lo más difícil que teníamos que hacer cada día.
Era realmente como el filo de una cuchilla. Si era demasiado divertida, no iba a ser emotiva u honesta de ninguna manera: se convertiría en una farsa. Y si no era lo suficientemente divertida, sería pretenciosa e insoportable de ver.
Teníamos que preservar la magia de McBride, que es que te hacía reír mientras te contaba la verdad. Tarantino lo ha hecho, los Coen lo han hecho, Mark Twain lo hizo, grandes cómicos como Redd Foxx, Richard Pryor o Chris Rock te pueden hacer reír mientras hacen un comentario extremadamente esclarecedor.
P.- Siglo y medio después de lo que se ve en la serie, el racismo y la discriminación siguen siendo centrales en EE.UU. ¿No resulta descorazonador?
R.- Es más que descorazonador.
Creo que si despertaras a John Brown de su tumba y viera el vídeo de George Floyd… Quiero decir, los activistas y los pensadores progresistas de su día creían que iban a forzar esta guerra, la Guerra Civil, que la sangre se derramaría, que después se curaría, y que luego mejoraría.
Es realmente misteriosa la infraestructura de este país, que ha permitido que el pensamiento racista sea tan parte del ADN del modo en el que el país se construyó que no parece que podamos desencadenarnos de eso. Es muy perturbador.
Creo que hay algo de que la presión que la pandemia ha puesto en este país y en el mundo nos está haciendo dejar pasar que todas las otras heridas están abiertas, que las vendas no están colocadas. Con suerte, todo esto será algo saludable porque examinaremos las heridas, las limpiaremos y haremos que mejoren.
P.- En un episodio hay una discusión entre Frederick Douglass, un hombre de palabras, y John Brown, un hombre de acción. En los EE.UU. de Donald Trump, ¿usted defiende la acción o la palabra?
R.- Soy un alumno de Martin Luther King, de Mahatma Gandhi y de Jesús: hay una manera de pasar a la acción sin violencia. Es un camino más difícil, pero lleva a una curación más rápida. La inacción no funciona, no hace nada; y la violencia generalmente crea más violencia: tan pronto como agarras una espada te apuñala alguien. Tenemos un acertijo frente a nosotros. EFE News