Arqueólogos españoles desentierran la primera ciudad en la actual Palestina
Montero comienza por el final, el estrato superior con los restos de la última ciudad que hubo en este emplazamiento del distrito de Tubas, de las varias que se erigieron durante los siglos en los que ha estado ocupado, entre el año 600 a.C. y el 8.500 a.C.
Laura Fernández Palomo
Nueva York – La muralla de la urbe fundacional y el torreón revelan la excelencia urbanística de una de las primeras ciudades en lo que hoy es Palestina, que arqueólogos españoles, portugueses y palestinos desentierran en Tel al Fara con la convicción de que nada tendrá que envidiar a la famosa Jericó.
“El edificio más reciente que hemos encontrado es el que corresponde a los asirios, cuando Sargón II en el año 720 a.C. conquista esta región de Samaria y destruye este lugar”, explica a Efe uno de los codirectores de la excavación del yacimiento de Tel al Fara, Juan Luis Montero Fenollós, de la Universidad de La Coruña.
Montero comienza por el final, el estrato superior con los restos de la última ciudad que hubo en este emplazamiento del distrito de Tubas, de las varias que se erigieron durante los siglos en los que ha estado ocupado, entre el año 600 a.C. y el 8.500 a.C.
El yacimiento había sido excavado parcialmente a partir de 1946 por el arqueólogo francés Roland de Vaux, un dominico fallecido en 1971 que dirigió también la investigación de los Rollos del Mar Muerto, pero quedó abandonado en 1960, hasta la llegada el pasado año de este equipo internacional, el único con españoles que trabaja en proyectos arqueológicos en Palestina.
Con la primera intervención que realizaron el pasado mes de octubre, los componentes del equipo pusieron el yacimiento a punto y “lo devolvieron a la historia”. Los trabajos actuales -“impredecibles”, aseguran- se extenderán en principio hasta el año 2021.
“Lo fundamental es documentar todo muy bien. Una excavación es una destrucción. Cada estrato es como una página de historia pero solo se puede leer una vez”, revela Montero sobre el desenterramiento que irán haciendo, que permitirá estudiar desde la Edad de Hierro hasta la que se supone primera revolución urbana de la región, en el 3.100 a.C.
La Universidad de La Coruña (noroeste de España), la Universidad Nova de Lisboa y el Ministerio palestino de Turismo y Antigüedades trabajan en conjunto en este proyecto que fotografían con drones y plasman en dibujos.
Todo es cotejado con los documentos elaborados por los franceses y también con las hipótesis bíblicas que hay en torno al emplazamiento, como identificarlo con la ciudad de Tirsa, citada en el Antiguo Testamento.
Pero Montero, y el también codirector Francisco Caramelo, de la Universidad Nova de Lisboa, solo quieren hablar de “arqueología, sin el apellido ‘bíblica'”.
En esta segunda intervención en el yacimiento, trabajadores y estudiantes palestinos y el equipo multidisciplinar excavan pacientemente desde las 6.30 (3.30 GMT) de la mañana, para evitar el ardiente sol, y han conseguido una secuencia con detalle de la Edad de Hierro.
“Debajo del edificio (etapa asiria) ha aparecido un edificio del siglo IX a.C. donde han aparecido muros y el pavimento de piedra, y hemos encontrado varias piezas que nos permiten datar esta estructura doméstica en torno al 900 a.C.”, describe Moreno.
Caramelos reconoce que están teniendo dificultades para hacer “dataciones absolutas” ya que no han encontrado hasta ahora carbonos vegetales y los huesos que recogieron en la anterior fase no dieron los resultados esperados, así que se aproximan a un calendario que marca los objetos encontrados y los documentos de los franceses.
En dos días terminarán los actuales trabajos de este “gran proyecto” y ya piensan en la siguiente etapa, que se centrará en “estudiar la muralla y el sistema de fortificación” y “ampliar la zona de excavación”.
La ambición de desentrañar las 18 hectáreas de yacimiento, ubicado junto al campo de refugiados palestinos de Al Fara, tiene también un objetivo de desarrollo local: los arqueólogos consensúan con las autoridades locales la organización de charlas y visitas escolares.
“Llevar un poco de normalidad de carácter científico y académico a una zona que sufre tanto también es importante. De hecho, los palestinos valoran mucho esta cooperación, que les da un reconocimiento, no solo político, sino cultural y científico”, destaca Montero. EFE