Brasil lucha contra la fiebre amarilla en vísperas del carnaval
Pese a que la fiebre amarilla asalta a Brasil cada año, es difícil saber con exactitud cuántas víctimas ha dejado la enfermedad en 2018 porque las cifras de las distintas administraciones regionales se refieren a diferentes periodos, pero cálculos conservadores apuntan a unos 25 muertos desde finales de diciembre.
Nueva York – Mientras las autoridades llaman a la tranquilidad, los brasileños abarrotan los centros sanitarios para conseguir una vacuna contra la fiebre amarilla, que se ha cobrado decenas de muertos en las últimas semanas y que azota, entre otras ciudades, a Río de Janeiro en vísperas de su popular carnaval.
Pese a que la fiebre amarilla asalta a Brasil cada año, es difícil saberfiebre amarilla, con exactitud cuántas víctimas ha dejado la enfermedad en 2018 porque las cifras de las distintas administraciones regionales se refieren a diferentes periodos, pero cálculos conservadores apuntan a unos 25 muertos desde finales de diciembre.
El Ministerio de Salud reconoció esta semana 20 fallecimientos de entre 35 casos confirmados en todo Brasil desde julio de 2017 hasta el 14 de enero de 2018.
Los estados más afectados, en el sureste del país, son Sao Paulo (11 muertos), Río de Janeiro (5) y Minas Gerais, que ha contabilizado 15 víctimas desde julio del año pasado.
Entre las víctimas, al menos tres personas han muerto por una reacción negativa a la vacuna.
El Ministerio de Salud se niega a hablar de un nuevo brote y asegura que tiene vacunas para inmunizar a toda la población, pero la decisión de fraccionar la medicación para que rinda más y las informaciones sobre los fallecimientos han provocado que los brasileños acudan en masa a los centros de vacunación.
En las ciudades más afectadas, como en algunas áreas de Sao Paulo o Río, los pacientes aguardan incluso una noche entera haciendo cola en la calle para conseguir la vacuna y las críticas por la gestión del problema se multiplican.
En medio del nerviosismo de la población, Sao Paulo elevó hoy de 21 a 36 el número de muertes en todo el estado desde enero de 2017 hasta la actualidad, por lo que la cifra casi dobla la contabilizada por el Ministerio de Salud en todo Brasil entre julio y enero de 2018.
La mayoría de las infecciones por fiebre amarilla en el último año se registraron en la localidad de Mairiporan, donde ha habido 41 casos y 14 muertes.
En esta localidad la demanda se multiplica porque se ha corrido la voz de que los centros de vacunación tienen dosis de sobra y las autoridades sanitarias han tenido que advertir de que la medicación está destinada exclusivamente a la población local.
“La gente está con mucho miedo y viene a Mairiporán en busca de la vacuna. Tampoco sabe que es necesario diez días efectivos (después de tomar la vacuna) para quedar inmune. Por eso, estamos pidiendo que las personas en zona de riesgo continúen usando repelente”, explicó a Efe la enfermera del puesto central de Mairiporan, Viviane Aparecida.
La muerte de un conocido músico local, Flavio Henrique, y la decisión de la Organización Mundial de la Salud de incluir a Sao Paulo en la lista de regiones a visitar solo por personas ya vacunadas contra fiebre amarilla han multiplicado las alarmas en vísperas del carnaval de Río, el más famoso del mundo, que comenzará en febrero y que, según los organizadores, reunirá a más de seis millones de personas.
“Estamos seguros de que la estrategia adoptada será suficiente para contener el avance de la enfermedad como hicimos también el año pasado”, comentó a Efe el ministro de Salud, Ricardo Barros, en una conversación telefónica esta semana.
Pese a la gravedad de la enfermedad, este nuevo episodio de fiebre amarilla está aún muy lejos de la emergencia sanitaria que vivió el país entre diciembre de 2016 y mediados de 2017 y que dejó unas 260 muertes.
Los nuevos casos de fiebre amarilla son del tipo silvestre, transmitida por las especies de mosquito Haemagogus y Sabethes, presentes en zonas boscosas.
En cuanto a la del tipo urbano, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el vector del dengue, el zika y el chikunguña, no se tienen casos en Brasil desde 1942. EFE