Destapan una red de corrupción en la alcaldía de Río de Janeiro
En una operación conjunta, agentes de la Policía Civil y de la Fiscalía cumplieron en la mañana de este martes 17 órdenes de allanamiento y decomiso de posibles pruebas en residencias, oficinas y despachos públicos vinculados con el presidente de la empresa municipal de promoción del turismo (Riotur), Marcelo Alves.
Nueva York – Una operación policial destapó este martes una red de corrupción que opera en la municipalidad de Río de Janeiro y que puede salpicar al alcalde de la segunda mayor ciudad brasileña, el influyente pastor evangélico Marcelo Crivella.
En una operación conjunta, agentes de la Policía Civil y de la Fiscalía cumplieron en la mañana de este martes 17 órdenes de allanamiento y decomiso de posibles pruebas en residencias, oficinas y despachos públicos vinculados con el presidente de la empresa municipal de promoción del turismo (Riotur), Marcelo Alves.
“Las órdenes son resultado de una investigación en marcha para verificar sospechas de irregularidades que envuelven empresas contratadas por la alcaldía de Río de Janeiro”, explicó la Fiscalía en un comunicado, en el que aclaró que no puede dar más detalles para no violar el sigilo judicial del proceso.
Los mandatos judiciales fueron expedidos en el marco de una investigación conocida como “Cuartel General de los sobornos” en la alcaldía de Río de Janeiro, para verificar las denuncias del cambista Sergio Mizrahy, detenido el año pasado por su responsabilidad en irregularidades relacionadas con la Lava Jato, la mayor operación de combate a la corrupción en la historia de Brasil.
En un acuerdo que firmó con la Fiscalía en diciembre para delatar a sus cómplices a cambio de beneficios judiciales, Mizrahy denunció la existencia de una red que exigía sobornos a empresas interesadas en adjudicarse los contratos con la alcaldía de Río de Janeiro en el Gobierno de Crivella, que inició su gestión en 2017.
De acuerdo con el cambista, la red era comandada por el empresario Rafael Alves, hermano del presidente de Riotur y uno de los responsables de recaudar donaciones para la campaña electoral con la que Crivella fue elegido alcalde en 2016.
Mizrahy afirmó que, tras las elecciones y luego de que Crivella nombrara a su hermano como presidente de Riotur, Rafael Alves montó una red para cobrar sobornos como intermediario en varios de los contratos de la alcaldía.
Los allanamientos de este martes se produjeron en despachos públicos de Riotur, así como en las residencias y oficinas particulares de los hermanos Alves.
El cambista, que dijo haber intermediado en algunos de los negocios ilegales, admitió que desconoce si Crivella tiene conocimiento de las corruptelas en su Administración y que no tiene pruebas contra el alcalde.
Pese a que ni la Fiscalía ni la Policía Civil confirmaron si el alcalde es blanco de las investigaciones, las órdenes de allanamiento fueron expedidas por un tribunal de segunda instancia, lo que indica que los fiscales tuvieron que solicitarlas ante una corte con poder para investigar autoridades aforadas.
Aunque su nombre no ha sido citado hasta ahora oficialmente en una investigación que tiene como principal blanco a uno de sus hombres de confianza y tesorero electoral, Crivella suspendió toda su agenda pública este martes, se recluyó en su despacho y se abstuvo de cualquier pronunciamiento.
Además de los estrechos vínculos entre Alves y Crivella, que realizaron juntos una visita a Jerusalén tras las elecciones de 2016, el empresario fue uno de los principales contribuyentes financieros en las campañas electorales del obispo evangélico en 2012 y 2014, en las que obtuvo mandatos parlamentarios.
Crivella es uno de los principales dirigentes del partido Republicano, formación controlada por la influyente Iglesia Universal del Reino de Dios, y sobrino del fundador de este grupo evangélico, el obispo Edir Macedo.
El alcalde de Río aspira a ser reelegido en las municipales de octubre próximo y para ello negocia apoyos tanto del presidente brasileño, el líder ultraderechista Jair Bolsonaro, como del gobernador del estado de Río de Janeiro, Wilson Witzel. EFE