Aunque algunas personas tienden a evitar el género de terror, esta trágica y gótica reinterpretación de una historia centenaria es un brillante ejemplo de narración clásica en su máxima expresión. Las interpretaciones son impresionantes, pero las de Lily-Rose Depp (Ellen Hutter) y Willem Dafoe (Prof. Albin Eberhart Von Franz) son las que más destacan. Aunque a veces el acento británico de Depp fallaba, su actuación fue dramáticamente convincente. Por otro lado, Dafoe aportó un sutil alivio cómico con su excéntrica interpretación de un profesor marginado.

La película, impregnada de oscuridad y romanticismo desesperanzado, capta perfectamente la vida de 1800, una época en la que nadie desearía vivir. Si se realizara un concurso entre las ciudades más infestadas de ratas, la Alemania delos años 1800 le ganaría sin duda a la ciudad de Nueva York de hoy en día, y por eso, todos deberíamos estar agradecidos. Aparte de algunas escenas en las que las ratas parecen salir arrastrándose de debajo del asiento, el terror pausado de la película está lleno de momentos de suspense y romanticismo. En esencia, es una historia de amor, aunque no todas las historias de amor terminan igual.

Bill Skarsgård interpreta a una criatura repulsiva con una credibilidad que pone los pelos de punta, y con unas uñas más largas que las mías, lo que ya es un mérito por sí solo. La película dura más de dos horas y cada momento es necesario, como si no pudiera faltar ni sobrar nada. Algunos de los planos son verdaderas obras de arte, que añaden un aire épico que eleva la experiencia del visionado.

En resumen, Nosferatu es mucho más que una película de terror; es una obra maestra que combina romance y tragedia y que capta la esencia de su época. Aunque la vida en el siglo XIX no es algo que muchos de nosotros querríamos experimentar, esta película te transporta allí de una manera inolvidable – ¡no te la pierdas!