El éxito de los 80 años de la música de Puerto Rico
Desde que músicos puertorriqueños como Rafael Hernández comenzaron a destacarse en el exterior en la década del 30, otros locales como Luis Fonsi, Daddy Yankee, Ricky Martin, Chayanne y El Gran Combo de Puerto Rico, han sobrepasado todos los límites de ventas y popularidad a nivel mundial.
“Hay un elemento fundamental: es evidente que el talento musical local es de alto relieve, y más si es porque somos caribeños”, sostuvo a Efe el historiador musical y periodista puertorriqueño Hiram Guadalupe sobre algunas de las razones de que varios artistas boricuas han trascendido a todos los rincones.
La cultura musical puertorriqueña proviene mayormente de las herencias africanas y españolas que dejaron, tanto en los instrumentos, cánticos y bailes, y abrazar otros géneros caribeños, como el merengue dominicano y el reggae jamaiquino.
“Dicen que ‘la música es el alma de los pueblos’ y en nuestro caso, todos los logros que Puerto Rico tiene, no solo en la música comercial, sino en la música popular, es el reflejo de nuestra identidad como pueblo”, dijo a Efe el también historiador y director de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, Javier Santiago.
De acuerdo con Santiago, desde que en la década del treinta, algunos músicos puertorriqueños como Peña comenzaron a despuntar a nivel internacional, la camada de artistas locales que han sobrellevado su talento a diferentes rincones del mundo son de primer orden.
Luego de Hernández, algunos de los boricuas que sobresalieron en la década del 40 fueron Pedro Flores, Lito Peña, Gilberto Monroig, Myrta Silva, Daniel Santos, Bobby Capó, Tito Rodríguez, Ruth Fernández y Carmen Delia Depiní.
Todos estos artistas triunfaron antes de que llegara la televisión a Puerto Rico en 1954, lo que entonces les brindó mayor popularidad.
“Esa fue la primera generación que entró por la televisión, una forma nueva de ‘mercadear’ porque entraba por imagen”, rememoró Santiago de aquellos tiempos que también le dieron la oportunidad de exponer el talento de Rafael Cortijo y su Combo, que tuvo como cantante principal a Ismael Rivera.
Esta agrupación se destacó por sus interpretaciones de los géneros de la bomba, la plena y la luego llamada salsa, término bautizado por el músico dominicano Johnny Pacheco, pieza clave de exponer dicho ritmo caribeño junto al empresario Jerry Masucci a nivel mundial con el sello discográfico Fania.
Bajo dicha empresa, un sinnúmero de artistas boricuas sacaron sus discos propios, como Willie Colón, Héctor Lavoe, Pete “El Conde” Rodríguez, Ray Barretto, Cheo Feliciano, Roberto Roena, Ismael Quintana, Richie Ray y Bobby Cruz, Adalberto Santiago, Bobby Valentín, entre otros.
La salsa, aseguran muchos, nació en los barrios de Nueva York hace más de 60 años gracias a jóvenes músicos latinoamericanos, mayormente puertorriqueños, que emigraron a EE.UU.
Una de las teorías más extendidas le atribuye la autoría del género a Pacheco, quien considera la salsa una mezcla de ritmos caribeños como la guaracha, el mambo, la pachanga, la guajira, el guagancó y el chachachá.
“La salsa no es música cubana, sino que tiene elementos de música del Caribe. Esa es la espina de los cubanos”, enfatizó Guadalupe.
Uno de los vivos ejemplos de la conquista de la salsa a nivel mundial recae en El Gran Combo de Puerto Rico, orquesta fundada en 1962 por Roena, Rafael Ithier, Eddie “La Bala” Pérez, entre otros músicos, después de romper con Cortijo y su Combo.
Y según Guadalupe, El Gran Combo es la única agrupación latina caribeña y longeva que ha visitado los cinco continentes.
Santiago agregó a otros boricua que triunfaron en el exterior después de la mitad del siglo pasado, como Lucecita Benítez y José Feliciano, quien logró el primer crossover (paso del español al inglés) en 1968, cuando ganó su primer Grammy anglosajón.
Ese cambio del castellano al inglés también lo divulgó el grupo Menudo, creado por el empresario Edgardo Díaz en los años setenta copando los escenarios de toda Latinoamérica, y que tuvo en sus filas a los internacionales Ricky Martin y Draco Rosa.
Tras dejar el grupo, Martin y Rosa, tomaron rumbos independientes, grabaron discos en inglés y hasta trabajaron juntos: Rosa en la composición y Martin en la interpretación.
Según recordó Guadalupe, Martin comenzó a conquistar primero el mercado europeo y luego el anglosajón. Esto lo llevó a que en 1998 fuera escogido a interpretar el tema oficial del Mundial de Fútbol, “La Copa de la vida”, de la que Rosa fue co-autor.
Junto con Martin, otros boricuas que también han dominado las plazas europeas, son Chayanne y Luis Fonsi en la balada, Gilberto Santa Rosa y Lalo Rodríguez en la salsa, y Elvis Crespo en el merengue.
Y mientras éstos artistas lograban éxito y fama en el exterior, una veintena de jóvenes en la isla, entre ellos, el ya reconocido mundial Daddy Yankee, inculcaban en un nuevo género musical: el reguetón.
En sus inicios, el cadencioso ritmo era conocido como “underground”, pero luego pasó a llamarse reguetón, que fusiona géneros del Caribe, como la salsa, el mambo, el dancehall y el reggae jamaiquino.
“Digan lo que digan, el reguetón es un fenómeno nuestro, que nosotros tomamos del extranjero: lo tomamos, lo asimilamos, le ponemos nuestros ingredientes y lo nacionalizamos”, detalló Santiago. EFEUSA