Merkel ratifica que el acoso xenófobo “no tiene cabida” en Estado de derecho
Los pensamientos de todos "están con los familiares de esa víctima", añadió Merkel, al responder una pregunta sobre ese asunto en una conferencia de prensa y se remitió a la condena emitida ya ayer por el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert.
Nueva York – La canciller alemana, Angela Merkel, ratificó hoy que el acoso xenófobo “no tiene cabida en un Estado de derecho” como Alemania, en alusión a los disturbios protagonizados por manifestantes ultraderechistas tras la muerte de un ciudadano alemán en Chemnitz (este del país).
“Se cometió un horrible crimen, por el que fueron detenidos sus presuntos responsables”, apuntó la jefa del Gobierno alemán, respecto al detonante de esos incidentes y las sospechas posteriores sobre un sirio y un iraquí como posibles responsables.
Los pensamientos de todos “están con los familiares de esa víctima”, añadió Merkel, al responder una pregunta sobre ese asunto en una conferencia de prensa y se remitió a la condena emitida ya ayer por el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert.
En Alemania “no puede haber lugar” para la “incitación a la violencia xenófoba”, insistió Merkel, para referirse a continuación a la oferta de su ministro del Interior, Horst Seehofer, de enviar refuerzos policiales a Sajonia, el estado federado de Chemnitz, si las autoridades regionales lo precisan.
En tanto, el jefe del gobierno de Sajonia, Michael Kretschmer, advirtió en una rueda de prensa de que el “Estado sigue teniendo el monopolio del uso de la fuerza” y que semejantes ejemplos de tomarse la justicia por su mano como los vistos en Chemnitz “no son tolerables” en la sociedad y en un Estado de derecho.
Lo ocurrido en Chemnitz, agregó, muestra cuán necesaria es la lucha contra el extremismo, que calificó de “causa común” que requiere del amplio apoyo de la sociedad.
Señaló que el hecho de que los principales sospechosos de la muerte de un hombre de 35 años en Chemnitz durante una fiesta popular sean un sirio y un iraquí “no es motivo alguno para la sospecha generalizada contra todos los extranjeros”.
Alertó asimismo de la movilización a través de internet, “basada en comentarios hostiles y teorías de la conspiración” y llamó a no permitir que se impongan las “fake news” (noticias falsas) sobre los hechos.
La policía sajona abrió hoy investigaciones por la exhibición del saludo hitleriano y otros símbolos nazis en la manifestación ultraderechista de ayer en Chemnitz, que acabó con nueve heridos entre sus participantes y otros nueve entre los contramanifestantes, según datos provisionales.
Las investigaciones se centran en diez casos concretos en que se mostró el saludo brazo en alto, indicaron en Twitter fuentes policiales en relación con la marcha neonazi, que por momentos pareció desbordar la capacidad de reacción de la policía, que contó con un despliegue de 600 agentes,
La concentración neonazi había congregado a 6.000 personas, mientras que la de signo contrario reunió a unos mil seguidores, según informó el ministro del Interior sajón, Roland Wöller.
Ambas convocatorias siguieron a una primera marcha de 800 personas el domingo por la tarde, organizada a través de las redes sociales entre hooligans y ultraderechistas de la región, llamando a “limpiar” la ciudad de extranjeros.
El detonante de esa supuesta “operación de castigo” fue la noticia de la muerte la madrugada del domingo de un ciudadano alemán en una pelea entre personas de diversas procedencias tras una fiesta popular.
El jefe de la policía sajona, Jürgen Georgi, informó, por su parte, de un notable aumento de la presencia policial en Chemnitz para los próximos días y semanas y señaló que las autoridades están evaluando la situación de cara a los próximos actos convocados en la ciudad.
El lunes se procedió a la detención de un sirio y un iraquí, de 23 y 22 años, como presuntos autores materiales del homicidio a cuchilladas del citado hombre, a lo que siguieron las mencionadas manifestaciones por la noche en el centro de esa ciudad.
La víctima de la agresión es un alemán de 35 años y de origen cubano, carpintero de profesión, casado y padre de un hijo, informa hoy el popular diario “Bild”. EFE