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Ramadán, modo de empleo

Para entender los parámetros básicos de este mes, particularmente sagrado para los creyentes, he aquí las reglas principales.

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Javier Otazu

Nueva York – El mes de ayuno de ramadán, que comienza entre hoy y mañana en todo el mundo musulmán, cambia la vida de cientos de millones de personas durante gran parte de su existencia. Para entender los parámetros básicos de este mes, particularmente sagrado para los creyentes, he aquí las reglas principales.

1. A qué obliga el ayuno.

Durante el mes de ayuno, el creyente no puede comer, beber ni mantener relaciones sexuales entre el alba y el ocaso. En la era contemporánea, se ha añadido el tabaco a las prohibiciones, por lo que tampoco puede fumar.

Algunas lecturas rigoristas añaden que el ayuno incluye todo lo que entra en el cuerpo humano de una u otra manera, por lo que añaden a la lista de prohibiciones la de maquillarse o la de perfumarse, e incluso la de lavarse los dientes.

Pero hay también obligaciones o recomendaciones espirituales de las que no se habla tanto: el mes de ramadán es un mes de piedad y acercamiento al prójimo, y por ende el creyente debe absternerse de la maledicencia y del conflicto. Esa es la razón que subyace en las “treguas de ramadán” que se negocian a veces en ciertos conflictos en el mundo musulmán.

2. Quiénes están exentos.

Las categorías de personas exentas de ayuno son los niños (antes de que lleguen a la pubertad), los enfermos, las mujeres que menstruan y los viajeros, aunque estas tres últimas categorías deben “devolver” los días no ayunados después de que pase el ramadán.

– Los enfermos: los médicos hacen campaña todos los años para recordar a ciertas categorías de enfermos (principalmente diabéticos y personas con dolencias digestivas) que ayunar es nocivo, unas recomendaciones no siempre escuchadas porque para muchos musulmanes el cumplimiento de la religión pasa antes que la salud.

– Las mujeres que menstruan no comen ni beben en público porque eso significaría dar visibilidad a su estado. En consecuencia, suelen comer discretamente o a escondidas.

– Los viajeros: hay discusión sobre si esta exención tiene sentido hoy en día, pues los viajes no se parecen a los que se hacían cuando nació el islam: no duran días ni el creyente viaja en caravanas por lugares desérticos. Son cada vez más las personas que ayunan durante sus viajes.

3. Por qué cambia de fecha cada año.

El ramadán es uno de los doce meses islámicos, que se rigen por el calendario lunar, y no el solar. Los meses lunares tienen 29 ó 30 días, por lo que en el cómputo anual, cada año lunar tiene diez días menos que el solar. Esa es la razón de que cada año el ramadán “se adelante” diez días con respecto al calendario universal. Y por esa misma razón, algunas veces el ramadán cae en invierno y otras en verano.

El ramadán en verano es particularmente penoso no solo por el calor, sino porque las horas de ayuno son larguísimas: suelen superar las 16 horas en casi todos los países de mayoría musulmana, que se encuentran sobre todo en el hemisferio norte.

Cuando hay musulmanes que por razones diversas se encuentran residiendo en países muy cercanos a los polos, como Groenlandia o Noruega, el ayuno veraniego puede durar hasta 20 ó 22 horas. En esos casos, puede suceder que los fieles decidan en asamblea alinearse con el horario de Arabia Saudí (por estar allí La Meca) y ayunar las mismas horas que los saudíes.

4. Cuál es la importancia particular de este mes.

El ayuno en ramadán es uno de los cinco pilares del islam (los otros son la profesión de fe, la plegaria colectiva, la peregrinación y la limosna a los necesitados). Su importancia estriba en el hecho de que fue en este mes cuando el profeta Mahoma (que los musulmanes prefieren llamar Mohamed, también en español) recibió la revelación y escribió el Corán supuestamente a dictado del propio Alá (que los musulmanes prefieren llamar Allah).

Los musulmanes dicen que el ramadán es un mes con una “baraka” (gracia divina) añadida, y es lugar común decir que las puertas del cielo están abiertas durante todo el mes y el diablo está maniatado. Es el mes donde se cree popularmente que se cumplen los deseos (como sanar un enfermo, o quedarse embarazada), y en los que hay más misericordia con los pecadores. Incluso morir en ramadán es para muchos un alivio.

5. Cómo se adaptan los países musulmanes al ritmo del ramadán.

Debido a los cambios alimenticios y de sueño que el ramadán implica, los países musulmanes suelen adoptar los horarios de escuelas y de oficinas estatales para hacer más llevaderas las horas del ayuno. Muchas compañías privadas también aplican estos cambios, optando generalmente por el horario continuo, con entradas más tardías y salidas más tempranas.

Los cafés están casi todos cerrados durante las horas diurnas y hacen su gran negocio en las noches. Muchos restaurantes optan por tomarse el mes de vacaciones forzosas.

Los comercios (principalmente los de ropa, y los supermercados) reducen su horario diurno y, tras el horario de ruptura, reabren y suelen tener una gran afluencia.

Pero sin duda, el lugar de mayor afluencia en el mes de ramadán es, como no podía ser de otro modo, la mezquita. Los templos se desbordan y los fieles ocupan calles y calles para la oración estrella del ramadán, que se llama “tarawih”, la que se celebra justo después de la primera comida del día. EFE

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