Reos del grupo LGBT sufren discriminación en cárceles de Bolivia
La salud de los reclusos con VIH tampoco está plenamente garantizada, ya que se les complica tramitar la salida del penal para someterse a los controles clínicos correspondientes y algunos no reciben la medicación diaria que es parte de su tratamiento.
Nueva York – Los reclusos con VIH y los miembros de la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT) sufren discriminación y una vulneración de sus derechos en las cárceles de Bolivia, afirmaron hoy varias organizaciones.
Las asociaciones privadas Nuevo Camino (Asuncami) y Con Alas Propias (Ascap) realizaron una investigación cualitativa en las cárceles de la región andina boliviana, mediante la cual pudieron constatar que en esos recintos “se criminaliza la diferencia”, dijo a los medios un representante de la primera organización, Javier Palacios.
Además de sufrir los mismos problemas que el resto de la población de las cárceles, como el hacinamiento y demoras en los procesos judiciales, ambos grupos también son objeto de discriminación por su estado de salud o su preferencia sexual.
Según Palacios, aunque hay normas que reconocen los derechos de las personas con VIH y la comunidad LGBT, los reos que pertenecen a estos grupos están sometidos a “factores subjetivos como las creencias religiosas” o los prejuicios morales de operadores de justicia, administradores de las cárceles y de los otros internos.
Mencionó el caso de una reclusa transgénero que tuvo que seguir un “largo proceso” judicial para que el sistema penitenciario le reconozca su identidad como mujer y la puedan trasladar de la cárcel para varones en que se encontraba a una para féminas.
“Sin embargo, a pesar de ello no podía dormir en un dormitorio de mujeres. Como no había otro espacio, le han habilitado un baño para que pase las noches, un baño de 2 x 2 (metros)”, lamentó.
Palacios también citó el caso de una joven reclusa diagnosticada con VIH que, por ese motivo, debe permanecer en una habitación aislada del resto de la población de la cárcel por decisión de los administradores del penal.
A juicio de Palacios, esta situación demuestra “que los operadores de justicia aún tienen insuficiente información y sensibilización a estos temas de derechos humanos que están difundiéndose y ganando espacios en la sociedad”.
La salud de los reclusos con VIH tampoco está plenamente garantizada, ya que se les complica tramitar la salida del penal para someterse a los controles clínicos correspondientes y algunos no reciben la medicación diaria que es parte de su tratamiento.
También se han detectado casos de reos que mantienen en reserva su condición de salud u orientación sexual para no ser discriminados o evitar la posible violencia por parte de sus compañeros.
La información fue incluida en el informe “Situación de los Derechos Humanos y acceso a la Justicia de población vulnerable privada de libertad en Bolivia”, expuesto en diciembre pasado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por una plataforma conformada por 40 organizaciones.
En declaraciones a Efe, Palacios indicó que Asuncami y Ascap amplían actualmente los resultados de su investigación con la recolección de datos en las cárceles de Cochabamba (centro) y Santa Cruz (este).
Con esa información, estas entidades promoverán encuentros entre operadores de justicia y los grupos interesados para elaborar protocolos de atención y procedimientos escritos para el manejo adecuado de estos casos en las cárceles y que se garantice el respeto de los derechos de esas poblaciones vulnerables. EFE