Una exposición en Nueva York explora la relación de Picasso con Góngora y Cervantes
La muestra estaba concebida en un primer momento como un monográfico sobre Picasso y La Celestina -dado que la Hispanic posee una edición original del clásico de Fernando de Rojas-, pero la Hispanic no pudo conseguir del Museo Picasso de París el préstamo de la obra del artista malagueño titulado precisamente "La Celestina", por lo que optó por un enfoque más general sobre los clásicos.
Alicia Sánchez Gómez
Nueva York – Una exposición temporal en la Hispanic Society de Nueva York que se inaugura mañana explora la relación que mantuvo el artista Pablo Picasso con la literatura española del Siglo de Oro, especialmente con dos figuras cumbres de esta época: Luis de Góngora y Miguel de Cervantes.
“Picasso and the Spanish Classics” tiene el propósito de mostrar un aspecto del artista que suele pasar desapercibido: cómo las obras de Góngora y Cervantes le inspiraron para crear una serie de grabados en los que ilustra a los personajes del Quijote o interpreta con dibujos los sonetos de Luis de Góngora.
La muestra estaba concebida en un primer momento como un monográfico sobre Picasso y La Celestina -dado que la Hispanic posee una edición original del clásico de Fernando de Rojas-, pero la Hispanic no pudo conseguir del Museo Picasso de París el préstamo de la obra del artista malagueño titulado precisamente “La Celestina”, por lo que optó por un enfoque más general sobre los clásicos.
Organizada con el Gobierno de España y el de Francia, la exposición que se abre mañana está compuesta, en primer lugar, por un manuscrito que incluye la transcripción de veinte sonetos de Góngora, hecha a mano por el propio artista en 1948 y acompañada por un conjunto de retratos, mayoritariamente de mujeres.
“En cada poema (el artista) incorpora la imagen de una mujer, aunque el primer retrato es de Luis de Góngora, una reinterpretación del elaborado por Velázquez en el siglo XVII”, explicó a EFE el conservador del museo, Patrick Lenaghan.
De acuerdo con Lenaghan, algunas de las pinturas recuerdan a amantes del artista, como Marie-Thérèse Walter y Françoise Gilot, vestidas a la moda del siglo XX, y muestran “la fantástica técnica de Picasso como grabador”.
Un Picasso que no pudo identificarse con Don Quijote
La exposición también incorpora un grabado sin terminar de Don Quijote y Sancho Panza, una rara prueba elaborada en 1937, en la que Picasso contrasta las líneas nítidas del rostro del primero con las pinceladas de aguatinta al azúcar, lo que subraya su locura.
Para Lenaghan, el hecho de que la obra esté inacabada responde a un rechazo del malagueño hacia la imagen de Don Quijote: “Picasso asimila toda la literatura dentro de su propia mitología artística, y dentro de esta mitología no había espacio para una figura como el Quijote, que es un caballero viejo que fracasa, que no llega a tener éxito y -peor aún para Picasso-, que ni siquiera consigue el amor de su amada Dulcinea”.
Lenaghan recuerda que Picasso solía representarse como un minotauro y un artista sexualmente vigoroso, y de ahí su dificultad para identificarse con un viejo caballero fracasado y, por ende, para terminar su retrato.
Según el museo, todos los grabados destacan por su “invención visual” y su “brío técnico”, puesto que crea líneas precisas en punta seca y tonos lavados en aguatinta.
La muestra forma parte del programa “Picasso’s celebration”, que conmemora el cincuenta aniversario de la muerte del artista, y yuxtapone los grabados con manuscritos del siglo XVII de los poemas de Góngora y con una edición del siglo XVIII del Quijote, de la editorial Ibarra, de modo que el espectador aprecie el contraste entre la interpretación de Picasso y el texto original. EFE