Úrsula Corberó: “Prefiero trabajar con buenas personas que con gente talentosa y agresiva”
La española Úrsula Corberó asegura que tras algunas experiencias “algo traumáticas” en su trabajo como actriz, sabe que prefiere rodearse siempre de “gente bonita y humana”. “Hay gente muy talentosa, pero si son agresivos no me interesan. Ya hemos pasado por eso”, ha remarcado este sábado en una charla con EFE.
Corberó se encuentra en el Festival de San Sebastián para presentar la película ‘El Jockey’, dirigida por el argentino Luis Ortega, y que protagoniza junto al también argentino Nahuel Pérez Biscayart, en competición dentro de la sección Horizontes Latinos tras pasar por el Festival de Venecia.
Este principio de intentar ser feliz trabajando -“mi limitación como actriz es que no sé dar lo mejor de mí si no hay un buen ambiente y no me siento protegida y confiada”, dice- es el que está aplicando también en su carrera en Estados Unidos, donde va a estrenar la serie ‘Chacal’ en diciembre, junto a intérpretes como Eddie Redmayne o Lashana Lynch.
Un proyecto en el que ha sentido que sus opiniones eran importantes y tenidas en cuenta. “Cuando empecé a trabajar en Estados Unidos era más complicado, me costaba más ser escuchada”, reconoce.
“Creo que tiene que ver con la gente de la que te rodeas y también depende de una decir ‘no me siento cómoda con esto’ y no querer complacer”, asegura Corberó, para quien “desgraciadamente” a veces “hace falta ponerse un poco más ‘heavy'” para marcar los límites.
La “liberación” de ‘El Jockey’
En este proceso de crecimiento no ha sido ajeno su trabajo en ‘El Jockey’, un papel “más experimental” que le ha permitido “conectar de una manera muy distinta” con su profesión y soltarse, sin “querer tener todo amarrado antes de llegar al set”, remarca.
“Ha habido un trabajo personal, de enfrentarme a lo desconocido”, dice Corberó, que ha rodado por primera vez en Buenos Aires. Tener un personaje importante (Abril, la novia de un jockey complejo y autodestructivo) pero no tener sobre sus hombros la responsabilidad de la película también le dio “cierta liberación” y ha sido una oportunidad “placentera” de explorar a nivel creativo.
“Abril tiene una calma tradicional, una parsimonia que creo que nace de una seguridad en sí misma”, apunta, para quien esto permite al personaje actuar con libertad, tanto con ella misma como a la hora de dar a su pareja la cuerda que necesita en un camino de radicales transformaciones.
Para Pérez Biscayart, que interpreta a Remo Manfredini, un jockey legendario con un comportamiento autodestructivo que pone en peligro su vida y su relación con Abril, recrear las metamorfosis vitales del personaje ha sido una experiencia “muy profunda y muy divertida a la vez” que encaró “con bastante inconsciencia” y sin poner “mucho pensamiento”.
“Me gusta pensar que las películas también son un poco un documental sobre el trabajo de un actor intentando acercarse a su personaje desde la distancia”, reflexiona. Durante la cinta encarna apasionadamente tres versiones sucesivas de un mismo personaje a lo largo de su existencia.
Y es que para Ortega, el director y guionista de la cinta, “es posible matarse a uno mismo y renacer de nuevo, incluso es un deber para poder seguir estando a la altura de la experiencia, si no el personaje que uno se construye para sobrevivir se vuelve mecánico, poco empático, se va adormeciendo”.
Por eso enfrenta a Remo a “suicidios necesarios, simbólicos, más bien internos” que parten de algunas experiencias personales, como cuando una mujer le dijo que si quería que ella le siguiera queriendo tendría que morir y nacer de nuevo, una frase importante en la película que él coloca en la boca de Abril.
Otro elemento principal para concebir la historia fue conocer en Buenos Aires a un vagabundo ruso vestido de mujer que se iba pesando en las farmacias. “Lo fui siguiendo y en la tercera farmacia lo esperé afuera y hablé con él. Me dijo: ‘peso cero, me están siguiendo, pero no existo’ y eso fue un disparador”, relata.
“Es incomprobable saber hasta qué punto uno realmente existe, pero sí puede ser que te estén siguiendo y te quieran matar, aunque tu existencia sea dudosa”, concluye Ortega, con la filosofía onírica, simbólica y existencial que empapa la película que hoy presenta en San Sebastián. EFE
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