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Vince Vaughn, el duro más tierno del Festival de Sitges

Actor de comedias y coguionista de cintas como "The Break-Up" (2006), que protagonizó con Jennifer Aniston, o más recientemente "The Internship" (2013), Vaughn es todo un ídolo del cine fantástico que surfea el gore, como esta "Brawl in Cell Block 99", salpicada de chistes y bromas con el espectador.

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Nueva York – Vince Vaughn llegó hoy al Festival de Sitges (Barcelona) como Bradley Thomas, el preso más duro de las cárceles estadounidenses, el protagonista de “Brawl in Cell Block 99”, un hombre que “sabe que tomando las decisiones que toma se equivoca y luego tendrá que pagar las consecuencias”.

“Pero también es un chico que trata de verdad de salir adelante, de hacer lo correcto, aunque a veces no es fácil”, explicó Vaughn (Mineápolis, 1970), en una multitudinaria rueda de prensa ofrecida en Sitges, justo después de la proyección de la película, que fue recibida con grandes aplausos.

Actor de comedias y coguionista de cintas como “The Break-Up” (2006), que protagonizó con Jennifer Aniston, o más recientemente “The Internship” (2013), Vaughn es todo un ídolo del cine fantástico que surfea el gore, como esta “Brawl in Cell Block 99”, salpicada de chistes y bromas con el espectador.

Junto al corpulento actor, que cultivó sus 1,96 metros de altura haciendo pesas para dar a su personaje el cuerpo atlético y fuerte que necesitaba, se sentaron el director, S.Craig Zahler, venerado por su anterior cinta “Bone Tomahawk” (2015), y el alemán Udo Kier, que esta noche recibirá en el premio de honor “Máquina del tiempo”.

La película, que compite en la sección oficial de Sitges, cuenta el descenso al vacío de un hombre que “no ha tenido suerte”, en opinión de Vaughn, y que en realidad “busca estabilidad y crear una familia, pero toma decisiones incorrectas”.

Esas decisiones suponen una huida adelante que cada vez requiere más violencia (hasta rozar el sadismo), mientras justifica cada movimiento en la protección de su mujer y su bebé aún no nacido.

Una historia de drogas, cárteles, mafiosos y muchas armas -destacando las manos del preso- que Vaughn acompaña dando a su personaje una estética muy particular; la cabeza afeitada y una enorme cruz tatuada por detrás que le delata en cada plano.

“La película transmite un aspecto moral, y es que si no haces las cosas del modo correcto, luego tienes que asumir las consecuencias”, opina el actor, mientras el director apunta que “no piensa” si las escenas que plantea son “violentas o dramáticas”.

“Después de hacer ‘Bone Tomahawk’ tuve claro que no estoy interesado en hacer algo sobre lo que no tenga control creativo. He escrito ocho novelas y más de 50 guiones, tengo muchas ideas, pero quiero hacerlas de modo que me satisfagan”, señaló Zahler.

A Vaughn le gustó este guion porque era “original y divertido, y se centraba en los personajes”.

Así, levantó pesas, se rapó la cabeza y dio a Thomas la apariencia y la fuerza que necesitaba: “La fuerza física era importante y soy consciente de que los movimientos de acción y lucha tenían que salir fluidos y que se me viera cómodo”.

Kier sacó una carcajada en la sala de prensa al decir que el papel de villano que le gustaría hacer, por las enormes posibilidades que le brindaba, era el de “un transexual en silla de ruedas”; de hecho, de sus más de doscientos trabajos en cine y televisión es probablemente lo único que no ha hecho.

Al alemán no le preocupa la enorme violencia de la cinta. “He sido la marioneta del director, y me ha gustado toda la maldad de mi personaje, tanto que pienso repetir en una nueva película con él”, aseguró.

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