Italia se asoma al “escenario español” tras las elecciones
Italia suma 64 gobiernos en sus recién celebradas siete décadas de democracia y, con la disolución del Parlamento prevista para hoy, zanja una legislatura en la que se han sucedido tres primeros ministros desde 2013: Enrico Letta, Matteo Renzi y Paolo Gentiloni, todos del Partido Demócrata (PD).
Gonzalo Sánchez
Nueva York – Una vez más en la agitada historia política de Italia, las próximas elecciones generales podrían empujar a los partidos a una situación muy fragmentada y en la que casi con total seguridad se necesitarán pactos: es el temido “escenario español”.
Al observar los avatares políticos de 2016 en la vecina España, los cronistas italianos tomaron nota de los 314 días que Mariano Rajoy gobernó en funciones y acuñaron este término que, a decir verdad, describe a la perfección la historia política transalpina.
Italia suma 64 gobiernos en sus recién celebradas siete décadas de democracia y, con la disolución del Parlamento prevista para hoy, zanja una legislatura en la que se han sucedido tres primeros ministros desde 2013: Enrico Letta, Matteo Renzi y Paolo Gentiloni, todos del Partido Demócrata (PD).
La principal duda ahora es si el país tendrá un Gobierno estable el día después de los comicios, que se esperan a comienzos de marzo.
Según todos los sondeos que se han venido publicando durante todo este 2017 de ambiente electoral, la respuesta es tajante: no, los pactos y coaliciones serán indispensables.
Las encuestas muestran un panorama de enorme división política y habrá que ver el Parlamento que genera la nueva y controvertida ley electoral, que de alguna manera obliga a las grandes coaliciones.
El nuevo sistema electoral, aprobado “ad hoc”, otorga el 36 % de los escaños de la Cámara de los Diputados y del Senado mediante un sistema mayoritario basado en circunscripciones uninominales y el 64 % restante de forma proporcional.
En base a sondeos y a los últimos datos electorales, el profesor de Ciencias Políticas de Universidad romana de “La Sapienza” Oreste Massari vaticina en conversación con Efe “un tripolarismo, una situación en la que casi seguramente nadie logrará una mayoría”.
Las partes parecen claras: el centroizquierda del PD, la coalición de centroderecha liderada por “Forza Italia” (FI) y el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S).
Y ninguno de ellos parece capaz de alcanzar el 40 % de los votos que se requiere para gobernar en solitario y sin sobresaltos.
Como ya ocurriera en 2013, cuando fue la formación más votada sin concurrir en coalición, el “anticasta” M5S ha venido encabezando todos los sondeos, también el publicado la semana pasada por el instituto SWG, que le otorga el 25,7 % de los sufragios estimados.
Su batalla es la de la crítica al bipartidismo y la defensa de la transparencia y su candidato Luigi di Maio, que con 31 años podría convertirse en el primer ministro más joven de la historia del país, ha prometido que anunciará sus ministros antes de las elecciones.
Pero, ante estas perspectivas, el M5S deberá poner fin a su tradicional rechazo a los pactos y trazar alianzas si quiere llegar a Palacio Chigi, algo a lo que Di Maio ya se ha mostrado favorable.
En segundo lugar se encontraría el PD de Matteo Renzi, para el que SWG apuesta por un 25 % de los votos, y lo hace con el desgaste propio de haber gobernado el país durante el último lustro y con enormes diferencias con las otras formaciones progresistas.
Un ejemplo es el de “Libres e Iguales” (LeU), escisión del PD y que podría contar con un 7 % de los votos, gracias al espaldarazo de pesos pesados como el presidente del Senado, Pietro Grasso, líder de la lista, o la presidenta de la Cámara Baja, Laura Boldrini.
En cuanto a la derecha tradicional, el sondeo otorga un 14,8 % de los votos a la FI de Silvio Berlusconi y un 13,7 % a la Liga Norte, que ha subido como la espuma con sus discursos contra la inmigración irregular y la omnipresencia mediática de su líder, Matteo Salvini.
El profesor ve claro que “hará falta discutir posibles coaliciones después de votar” y en ese momento “las alquimias pueden ser muchas”, afirma, para después apostar por alguna alianza entre la derecha y el M5S, unidas por el rechazo frontal a Renzi, bestia negra también para parte de la izquierda.
Tras las elecciones, mientras los partidos políticos debaten con los resultados en la mano el futuro del Gobierno, este deberá seguir funcionando y lo que podría ocurrir es la continuidad en funciones de Paolo Gentiloni.
Un político de carácter sereno y bien valorado por los italianos que se perfila ya como “un recurso”, ya que podría hacerse cargo de hacer funcionar Italia en periodo de “sede vacante” del mismo modo que lo hizo tras la dimisión de Renzi en diciembre de 2016.
“La perspectiva más plausible es que haya una red de protección en torno al Gobierno de Gentiloni, que no dimitiría. Permanecerá en funciones para el ordinario funcionamiento de la administración”, augura el politólogo, no sin antes subrayar que en cualquier caso, y sobre todo en Italia, no hay que dar nada por sentado. EFE