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Unicef desconoce el paradero de miles de niños rohinyás en norte Rakáin

La portavoz de Unicef, Marixie Mercado, describió en rueda de prensa su viaje al centro y el norte del estado de Rakáin, donde vive la mayoría de la comunidad musulmana rohinyá, perseguida y discriminada por las autoridades de Myanmnar (Birmania) durante décadas.

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Nueva York – Unicef expresó hoy su inquietud por el paradero de miles de niños rohinyás que viven en el norte del estado birmano de Rakáin y denunció la falta de acceso a la zona, donde no hay distribución de agua ni de comida, ni ningún centro sanitario en funcionamiento.

La portavoz de Unicef, Marixie Mercado, describió en rueda de prensa su viaje al centro y el norte del estado de Rakáin, donde vive la mayoría de la comunidad musulmana rohinyá, perseguida y discriminada por las autoridades de Myanmnar (Birmania) durante décadas.

Unicef trataba en esa región a finales de agosto de 2017 a 4.800 niños que sufrían desnutrición aguda severa, pero tras la represión, las autoridades denegaron el acceso a todas las agencias humanitarias de la ONU, por lo que Unicef desconoce el paradero y la situación de estos menores.

Los doce centros de tratamiento terapéutico y todos los centros de atención primaria existentes y que recibían el apoyo de Unicef quedaron destruidos durante el estallido de la violencia.

“Nadie distribuye agua o comida”, denunció la portavoz.

Asimismo, se desconoce cuántos niños quedan en la zona, o cuántos han huido a Bangladesh, donde más de 620.000 se han refugiado desde el estallido de la violencia el 25 de agosto.

Organizaciones con las que Unicef trabaja sobre el terreno han identificado a 20 niños separados de sus familias, pero se estima que esta cifra puede ascender a 100. No se les puede atender porque los organismos no pueden acceder al área.

Mercado pudo visitar un municipio de chabolas en el norte del estado donde se estima que sobreviven 60.000 personas de las 440.000 que residían antes de agosto.

En la parte central del estado hay unos 60.000 niños rohinyás que viven distribuidos en 23 campos de refugiados, donde los organismos humanitarios tienen un acceso muy limitado, con lo que la distribución de asistencia es muy precaria, evidenció Mercado.

Las restricciones de libertad de movimiento también se imponen a la comunidad, que no puede abandonar los pueblos o los campamentos donde están confinados, por lo que la mayoría no pueden acceder a los pocos servicios médicos disponibles.

La portavoz explicó que solo se les permite salir del campamento si tienen un certificado médico que pide más tratamiento.

En el caso de que consigan ese documento, necesitan pagar una tasa para viajar, pero la mayoría carece de recursos.

Si consiguen superar esas trabas y llegar al hospital, los rohinyás son inmediatamente restringidos a una área separada y no se les permite contacto con el exterior.

Tampoco se les permite a los pacientes estar acompañado por un familiar, precisó Mercado.

Por otra parte, el portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Christian Lindmeier, explicó que en Cox’s Bazar, la localidad bengalí donde la mayoría de los refugiados huyeron, hay 58.700 mujeres embarazadas, de las que 16.000 darán a luz en los próximos tres meses. El 67 por ciento de ellas no disponen de acceso a servicios obstétricos o ginecológicos.

Sobre el brote de difteria en los campos, Lindmeier indicó que hasta la fecha se han registrado 30 muertes y 3.649 casos. EFE

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