Facebook no quiere acotar el discurso político
En ello trabajan 500 personas, de las cuales 40 se han agrupado en Dublín, para que desde el momento en el que "se identifica un riesgo, comience el trabajo de minimizarlo e intentar reducirlo al nivel más bajo posible", explica Allan.
Naiara Bellio
Nueva York – Detener el curso de la información en Facebook no es objetivamente posible, por lo que tampoco lo es interceptar todo contenido perjudicial para un proceso democrático similar a unas elecciones. No obstante, se puede intentar, según el director de Políticas Públicas de la plataforma, Richard Allan.
Es el objetivo que se han fijado en el centro de operaciones con base en Dublín que posee Facebook, desde donde el directivo para Europa y expolítico atiende a Efe.
“Nos hemos dado cuenta que desde 2016, con las elecciones presidenciales de EEUU, algunas personas se aprovechan de la libertad que ofrece la plataforma para debatir abiertamente y creó métodos para interferir de forma proactiva en los comicios”, admite Allan sobre la conversación que genera la red de Mark Zuckerberg.
Con esto, Allan hace referencia a las técnicas adoptadas en la red para “alterar” los resultados de los procesos electorales: la creación de cuentas falsas o de funcionamiento automatizado para “perturbar” el debate político y la distribución de publicidad política manipulada.
En ello trabajan 500 personas, de las cuales 40 se han agrupado en Dublín, para que desde el momento en el que “se identifica un riesgo, comience el trabajo de minimizarlo e intentar reducirlo al nivel más bajo posible”, explica Allan.
No obstante, esto no significa que esas publicaciones se eliminen al completo, ya que esta operación solo se llevará a cabo en caso de que en Facebook consideren que podría influir en las votaciones.
“Los partidos tienen permiso para distribuir información, no vamos a parar eso ni lo vamos a eliminar de la plataforma, pero la gente podrá discutirla”, añade el representante europeo.
Hace esta distinción porque, según él, “existe una línea muy delicada entre suprimir contenido semejante a un bulo, que deliberadamente trata de interferir en las elecciones, o simples mensajes que los partidos políticos distribuyen como su visión”.
Es por eso que también incide en la biblioteca de anuncios que puso en marcha la plataforma, donde se recogen todos los anuncios que los partidos políticos publiquen en ella, así como datos aproximados del importe de cada uno, del alcance o de los territorios donde se mostró.
Al lanzamiento de la herramienta el pasado año acompañó el anuncio de un informe complementario con datos más específicos sobre su funcionamiento y el de los partidos, que ya se ofrece en EEUU.
Allan especifica que aún no hay fecha en el horizonte para que esta opción esté disponible en España, pero estima que podría estar listo para las elecciones europeas del 26 de mayo.
“El nuevo sistema implica que si quieres colgar anuncios políticos por ejemplo en España, tienes que justificar que estás allí, y después irán a la biblioteca, y si no hay nada erróneo en ellos las personas pueden verlos e investigarlos”, dice Allan.
En la plataforma tampoco tienen cabida los discursos de odio o de tendencia extremista, que son continuamente monitorizados.
Lo cierto es que existen alrededor de 30.000 efectivos dedicados a lidiar con la seguridad de Facebook, y que en el discurso de un período electoral no es el ni mucho menos el único momento en el que se pueden registrar picos de riesgo.
Por él se diseminan contenidos potencialmente peligrosos, como se dio en el caso de la viralización del vídeo en directo del ataque terrorista a varias mezquitas de Nueva Zelanda, e incluso en Sri Lanka se bloqueó el acceso a las redes sociales después del atentado que vivió el país, por miedo a que se generase más violencia.
Frente a estas ocurrencias, Allan insiste en que desde Facebook se trabaja de forma ininterrumpida a efectos globales para “eliminar de la forma más rápida posible” contenido de esta índole, “sea donde sea que se encuentre”.
A pesar de ello, Allan afirma que la tecnológica no cuenta por el momento con una lista de los países que generan más campañas de desinformación.
“Los asuntos en los que nos queremos centrar ahora mismo son los que están dirigidos a manipular las elecciones”, recalca. EFE