El inconcluso caso de Tupac Shakur revive y mantiene intacto su título de leyenda
El 29 de septiembre Duane "Keffe" Davis fue detenido en Las Vegas (Nevada) acusado de un cargo de asesinato con una arma mortal.
Mónica Rubalcava
Nueva York – El reciente arresto del hombre acusado de asesinato por la muerte de Tupac Shakur hace casi 30 años podría cerrar el doloroso episodio de la historia de la música, pero no acabar con su legado como leyenda del hiphop mundial.
El 29 de septiembre Duane “Keffe” Davis fue detenido en Las Vegas (Nevada) acusado de un cargo de asesinato con una arma mortal.
Las autoridades señalan al hombre como autor intelectual de la muerte de Shakur tras haber sido uno de los principales sospechosos a lo largo de 27 años.
“El hecho de que sigamos pensando en Tupac 27 años después de su muerte y que nos importe de verdad, nos demuestra lo relevante que fue culturalmente”, dice a EFE Felicia Angeja Viator, DJ y profesora de historia en la Universidad Estatal de San Francisco.
Tupac Shakur murió el 13 de septiembre de 1996 en un hospital de Las Vegas seis días después de haber recibido cuatro impactos de bala mientras iba en su auto con su amigo y fundador del sello Death Row, Marion “Suge” Knight, quien se ha negado a testificar en el juicio de Davis.
En sus memorias y diversas entrevistas, Davis contaría que él viajaba como copiloto en el Cadillac blanco de donde provinieron las balas y confesaría que había sido él quien pasó al asiento trasero un arma que terminaría con la vida de Shakur.
“No estoy sorprendida del arresto, creo que pudieron haber resuelto esto veinte años atrás. Creo que lo relevante de este caso será que (Davis) tendrá qué explicar qué fue lo que pasó adentro del auto. Podrá mentir o decir la verdad y eso será difícil de comprobar”, asegura a EFE Tanya Du’Shay, publicista y productora del programa Rap Pages TV.
Du’Shay conoció a Shakur mucho antes de la fama y trabajó como su maquilladora desde el inicio de su carrera como solista hasta la grabación de su video “All Bout U” del álbum “All Eyez on Me” de 1996, el cuarto y último álbum del rapero antes de su muerte.
“Al principio no le gustaba usar nada de maquillaje, ni si quiera polvo, yo mantuve mi trabajo poniédole Carmex en los labios y arreglándole las cejas”, cuenta Du’Shay, quien lo recuerda, más que como un “hombre duro”, como un “chico amoroso” y “leal”.
Proveniente de una familia de activistas pertenecientes a la organización militante de las Panteras Negras que defendía el orgullo negro y la unidad de las minorías raciales, Shakur creció rodeado de una conciencia política y racial que tiempo después se haría presente en sus letras.
A partir de sus vivencias, el rapero plasmó la realidad que azotaba a la juventud negra de los noventa como la inseguridad, la falta de oportunidades, la discriminación, la brutalidad policial y las drogas.
“Su grandeza recae en su forma de escribir y de llevar la filosofía con la que creció al hiphop”, describe Viator.
La muerte de Shakur ha propiciado diversas teorías de la conspiración, entre las cuales destacan varias versiones que aseguran que el cantante sigue vivo.
“Si Tupac estuviera vivo todo el tiempo estaría en las noticias, no es el tipo de persona que podría desaparecer de forma silenciosa, su personalidad no era así”, atestigua Du’Shay.
Adam Bradley, director fundador del Laboratorio de Raza y Cultura Popular de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), asegura sin temor a equivocarse que Shakur “está vivo”.
“Probablemente no está en Cuba, pero Tupac está vivo en la cabeza y en los corazones de la gente que ama su música, su presencia es palpable, tiene 25 años y los tendrá perpetuamente”, declara.
Bradley cree que “la vida después de la muerte” del rapero, alimentada por la revelación póstuma de su patrimonio, ha traído una comprensión “profunda” de su particular personalidad y de su obra que intensifican el vacío tan grande que dejó su asesinato.
“Las páginas de cartas, libros y artefactos que han sido publicados tras su muerte dejan ver la evolución de este personaje y hablan de que fue un joven con una visión muy distinta y poderosa sobre cómo cambiar el mundo”, añade Bradley.
El especialista considera que el juicio por el que tendrá que atravesar Davis no terminará con las teorías conspirativas en torno a su muerte, ni será la “conclusión” de esta historia, pero considera que, de alguna manera, “va a traer un sentimiento de resolución”. EFE