Ana Mengotti

Nueva York – El pintor neo pop brasileño Romero Britto, cuyas coloridas y alegres obras son reconocibles en todo el mundo, cederá parte de los honorarios que reciba como retratista este verano al Museo Nader de Arte Latinoamericano (NAMLA) de Miami.

El Museo, un proyecto del coleccionista y galerista Gary Nader, alojado temporalmente en su enorme galería del barrio miamense de Wynwood, usará ese dinero para seguir aumentando su colección, compuesta por más de 1.200 piezas de unos 220 artistas, y para financiar exposiciones temporales y otros proyectos.

Nacido en Recife (Brasil) en 1963 y asentado en Miami desde 1989, Britto es uno de los artistas plásticos más conocidos por el gran público, algo que a él le llena de orgullo, pues su deseo es “llegar a miles de personas”, incluidas las que no van a museos o no tienen acceso al arte, según dice en una entrevista con Efe.

“Quiero disfrutar de un gran público, no de un pequeño mundo”, que además de “elitista” es “egoísta”, afirma.

El arte de Romero Britto puede verse no solo en museos, sino en aeropuertos -solo en Brasil hay 16 que cuentan con obra suya-, edificios, parques y otros espacios públicos, y sobre todo en infinidad de objetos, desde vajillas hasta una reciente línea de bolsos de la firma italiana de moda Dolce & Gabbana.

“Muchas horas, mucha dedicación y mucho sacrificio” es la clave de su éxito, según dice este brasileño de origen humilde que tomó elementos del cubismo, el arte pop y el grafiti para crear su personal estilo.

A lo largo de su carrera ha pintado retratos de numerosas personalidades de muy diferentes campos, como Pablo Picasso, Albert Einstein, George Washington, Coco Chanel o Brigitte Bardot, según cuenta frente a un retrato del pintor Henry Mattise de su autoría, una de las obras de la colección del NAMLA, en la que abundan los Botero, los Lam y los Matta, entre otros artistas consagrados.

Pero, además, a la manera de los pintores de otras épocas retrata por encargo incluso a familias numerosas, una de las cuales, neoyorquina y de 14 miembros, está siendo plasmada en un cuadro por Britto, quien usa fotografías, “porque nadie tiene tiempo hoy en día para posar”.

“Para mí el retrato es contar parte de mi historia y también formar parte de la historia de otras personas”, señala Britto, quien disfruta mostrando en sus retratos colectivos la conexión entre un padre y un hijo o la alegría de los abuelos reunidos con sus nietos.

Los precios arrancan en 50.000 dólares, que es lo que cuesta un retrato de una sola persona en formato 76 por 61 centímetros, dice a Efe Conrado de la Torre, director de la galería Nader en Miami.

Si se busca un retrato familiar o de los directivos de una empresa (hasta seis personas) el precio es de 125.000 dólares por unas dimensiones de 1,20 metros por 1,52, agrega.

De la Torre subraya que aparte del valor artístico y sentimental, hay que tener en cuenta que Britto es una inversión segura. Sus obras no se deprecian sino todo lo contrario.

Ahora, además, quien elija retratarse con el brasileño hará también una aportación al reconocimiento del arte latinoamericano en Estados Unidos, agrega.

“Con certeza” responde en portugués cuando se le pregunta a Romero Britto si el arte de América Latina merece un museo en Miami.

Nader lleva tiempo esperando para dar el salto a la construcción de un museo digno de su colección, que solo en Boteros es la número uno. De la Torre subraya que el proyecto sigue en marcha, solo falta dar con el “terreno adecuado” para levantar la sede definitiva.

“No estoy haciendo historia estoy haciendo arte, la Historia ocurrirá”, señala Britto cuando se le pregunta si no le gustaría tener su propio museo en su país natal.

Desde el 26 de octubre al 24 de noviembre la galería Nader tiene programada una exposición de retratos de Britto en la que se mostrarán tanto los que ha dedicado a grandes personalidades como los que muestran a los ciudadanos que le encargaron obras.

Britto es “indiscutiblemente uno de los artistas más ampliamente reconocidos en el mundo”, dice el dominicano-libanés Gary Nader. EFE