Las Cholitas goleadoras del mercado a la cancha
Blusas y mantas finamente bordadas, junto a polleras y botines creados en esta época pero inspirados en otros tiempos, son parte de una muestra en La Paz que busca dejar patente que la elegancia de las “cholitas”, las emblemáticas aimaras bolivianas, está más vigente que nunca.
Doce trajes de “cholita”, además de una colección de fotografías, son parte de la exposición “La elegancia de la chola paceña”, que se inaugura este viernes en el Museo Costumbrista de La Paz, explicó a Efe la responsable de este centro, Mónica Sejas.
El museo realiza anualmente una muestra dedicada a las “cholitas”, aprovechando su colección de fotografías que datan de 1925 en adelante, además de las prendas antiguas que son parte de su patrimonio.
Este año la novedad son los doce nuevos trajes, una donación de la boliviana Mabel Cruz Romano, quien los hizo confeccionar en los últimos años para bailar la morenada, una danza típica boliviana, junto a la fraternidad “Los Fanáticos del Gran Poder”, destacó Sejas.
La inspiración para estas creaciones fue la vestimenta de las mujeres aimaras entre fines del siglo XIX e inicios del XX, que se complementa con una exposición de imágenes en blanco y negro, y algunas a colores, que dan fe de aquello.
Una feliz coincidencia se dio entre una fotografía de 1925, que muestra a una chola que lleva un traje con delicados encajes y rayas verticales en blusa y pollera, y un atuendo celeste muy similar donado por Cruz.
Otro de los nuevos trajes es uno verde oscuro hecho con una tela que asemeja la textura del terciopelo y lleva finos encajes blancos en los puños y la parte alta de la pollera.
Al lado se luce un atuendo azul con aplicaciones y manta amarillas y también resalta otro de color rojo vivo con blusa y botas negras.
Cada traje se complementa con las enaguas hechas de encaje que van por debajo de las polleras y los elegantes sombreros borsalinos, los bombines que no pueden faltar en la vestimenta de las “cholitas”.
El museo tiene una sala permanente dedicada a la chola paceña, en la que una reseña cuenta que en el siglo XVI las mujeres incas y habitantes del Qullasuyu, el antiguo territorio altiplánico, vestían el “aqsu”, un vestido que les cubría desde los hombros hasta los tobillos y que se sujetaba con “tupus” o prendedores.
Ceñido a la cintura llevaban un “chumpi” o faja y sobre los hombros una “lliqlla”, una especie de manta.
Durante la colonia, el virrey Francisco de Toledo prohibió el uso del traje incaico e instruyó el empleo de vestimentas que se usaban en serranías de España.
“De esta manera, los caciques y sus familias fueron los primeros en adoptar la vestimenta española”, según el museo.
En el siglo XVII surgieron los faldellines o polleras, que fueron adoptados por las cholas bolivianas, junto al mantón de la chulapa madrileña, prendas que ahora no pueden faltar en la vestimenta tradicional de las “cholitas”, que son el icono de La Paz.
La chola paceña fue declarada en 2013 patrimonio cultural intangible de la ciudad, mediante una ley municipal que reconoció que la mujer aimara es “la personificación más cabal de la amalgama indo mestiza, que viniendo desde la colonia ha mantenido algunos indestructibles componentes de identidad e individualidad”.
La vestimenta de las “cholitas” se ha transformado con el paso del tiempo, al cambiar los sombreros blancos de jipijapa por los actuales bombines, o las botas de media caña por zapatillas planas, comentó Sejas.
Además, las mantas de antes eran bordadas, mientras que ahora “son de seda o son más elaboradas”.
Aunque se ven estos cambios, también es evidente que mucho de la moda de antaño está volviendo, pues las “telas rasas están quedando un poco de lado” y se ha retornado a los textiles pesados.
“Lo que se puede percibir en esta muestra es que la elegancia de la chola paceña como tal no ha pasado de moda, sino que cada año es más fuerte y prevalece en nuestra sociedad”, zanjó.
La exposición, que es parte del calendario por los 210 años de la gesta libertaria en La Paz, permanecerá abierta hasta el próximo 11 de agosto. EFE