No lavar la ropa y romper huevos en compañía: supersticiones que marcan la Pascua rumana
Por: Alexandra Spanu

Pintar de rojo los huevos y romperlos para encontrarte con un ser querido en el más allá, y estrenar ropa, pero no lavarla en días señalados, son algunas de las tradiciones, marcadas por la superstición, de la Semana Santa en Rumanía, un país donde el 85 % de la población se declara cristiano ortodoxo.
Aunque todo el país comparte algunas tradiciones, otras varían según la región, como es el caso de Maramures, una región en el norte de Rumanía, donde el Jueves Santo empiezan a pintar de rojo los huevos, en alusión a la sangre de Jesús, que según la tradición cristiana murió crucificado el viernes y resucitó a los tres días.
También decoran los huevos con motivos geómetricos de colores utilizando técnicas que se han pasado de generación en generación.
Extendida en todo el país es la costumbre de jugar a romper huevos, chocando uno contra otro con amigos y familiares bajo la creencia de que así esas dos personas volverán a encontrarse en el más allá.
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Ni tejer, ni sembrar
Otra de las fechas claves es el Jueves Santo, rodeado de misticismo, pues según el folclore rumano no se debe sembrar, ni lavar la ropa, ni tejer, para no atraer el mal.
La costumbre de no lavar la ropa se aplica también al Domingo de Pascua.
En cambio en Gorj, en el suroeste de Rumanía, la tradición es que la tarde del Domingo de Pascua hay que llevar ropa nueva a los bailes que se celebran ese día, una costumbre que proviene de los campesinos rumanos que cosían a mano la ropa para acudir a esta fiesta.
“Las mujeres trabajan todo el año para hacer un traje nuevo. Era y sigue siendo un orgullo ser reconocido por llevar el traje más bonito en el baile de Pascua”, explica en declaraciones a EFE Beatrice Băndoiu, una cantante de música popular rumana que suele actuar en galas típicas durante distintas fiestas religiosas.
En Gorj, de donde ella proviene, en la mañana de Pascua existe la costumbre de poner agua fría en un recipiente y sumergir en ella un huevo rojo.
“Se dice que los que se lavan la cara esa mañana con el agua preparada de esta manera y tocan su piel con el huevo sumergido permanecerán con las mejillas sonrosadas todo el año, como el huevo rojo de Pascua”, cuenta.
Una vela encendida
El Domingo de Resurrección, o de Pascua, es una de las fechas más importantes para los rumanos, pues es cuando el sacerdote anuncia a medianoche que Jesús resucitó y cada familia lleva una vela a su casa que, según la tradición popular, debe permanecer encendida todo el año por ser un símbolo de bienestar del hogar.
La creencia es que si surgen dificultades en el hogar, la vela puede volver a encenderse para que la luz ahuyente los problemas.
Las costumbres han ido evolucionando con el tiempo, según explica Alin Trocan, un etnólogo especializado en tradiciones con componente lúdico.
El experto puso como ejemplo la tradición de Transilvania de regar con agua a las chicas en un río o una fuente para tener salud y fecundidad, una costumbre que sigue viva pero transformada ahora en “en una especie de juego”.
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