El origen del síndrome de Estocolmo: Entre la psicología y el crimen
Por Michelle Roncal
El síndrome de Estocolmo es un fenómeno psicológico en el que una persona secuestrada o sometida a una situación de abuso desarrolla vínculos emocionales con su captor. Aunque hoy en día es un concepto ampliamente reconocido, su origen se remonta a un incidente criminal en la década de 1970 en Suecia.
El asalto al banco de Estocolmo
El término “síndrome de Estocolmo” nació después de un asalto a la sucursal del Kreditbanken en Estocolmo, Suecia, el 23 de agosto de 1973. En este evento, Jan-Erik Olsson, un exconvicto, intentó robar el banco y tomó como rehenes a cuatro empleados (tres mujeres y un hombre). Durante seis días, Olsson, junto con su cómplice Clark Olofsson, mantuvo a los rehenes en la cámara acorazada mientras negociaba con la policía (Bejerot, 1974).
Lo sorprendente del caso fue que, al ser liberados, los rehenes no solo no mostraron aversión hacia sus captores, sino que incluso los defendieron públicamente y se negaron a testificar contra ellos. Uno de los rehenes llegó a visitar a Olofsson en prisión, y otro desarrolló sentimientos de afecto hacia su secuestrador (Lang, 2005). Este comportamiento desconcertó a los expertos, quienes comenzaron a estudiar el fenómeno.
La explicación psicológica
El criminólogo y psiquiatra Nils Bejerot, quien colaboró con la policía durante la crisis, denominó este comportamiento como “síndrome de Estocolmo”. Según los psicólogos, este fenómeno ocurre cuando las víctimas, en una situación extrema de peligro y estrés, desarrollan una dependencia psicológica de sus captores como mecanismo de supervivencia. En lugar de verlos como una amenaza, los rehenes los perciben como protectores, especialmente si los captores muestran actos de “benevolencia”, como evitar daños directos (Graham et al., 1995).
Casos posteriores y relevancia actual
El síndrome de Estocolmo ha sido identificado en numerosos casos de secuestros y abusos. Un ejemplo famoso es el de Patty Hearst, heredera de una fortuna mediática, quien fue secuestrada en 1974 por el grupo terrorista Ejército Simbionés de Liberación y terminó uniéndose a sus captores en actividades delictivas (Verdier, 2008).
Aunque el síndrome de Estocolmo no es reconocido como un diagnóstico formal en los manuales de psiquiatría, sigue siendo un tema de interés en psicología criminal y se utiliza para comprender la dinámica entre víctimas y agresores en situaciones de coacción extrema (Namnyak et al., 2008).
El caso del asalto al banco de Estocolmo dio nombre a un fenómeno psicológico que sigue fascinando a criminólogos y psicólogos. Aunque es un mecanismo de defensa que puede ayudar a la supervivencia en situaciones de secuestro, también plantea interrogantes sobre cómo la mente humana se adapta a condiciones extremas. Aún hoy, el síndrome de Estocolmo sigue siendo objeto de estudio y debate en el ámbito de la psicología.
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