Latinos aportan a la lucha contra el coronavirus
Daniel González, de El Paso, Texas, es director de Radiología del Comfort, uno entre varios miembros de origen hispano en el navío que arribó a esta ciudad el 30 de marzo con 1.200 personas a bordo, construido en 1976 y la tercera embarcación con el mismo nombre.
Ruth E. Hernández Beltrán
Nueva York – Los latinos han estado aportando a la lucha contra el coronavirus desde diversos frentes y el barco hospital más grande del mundo, el Comfort, de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, no es la excepción, con personal sanitario hispano que llegó con la embarcación a Nueva York, el epicentro mundial de la pandemia.
Daniel González, de El Paso, Texas, es director de Radiología del Comfort, uno entre varios miembros de origen hispano en el navío que arribó a esta ciudad el 30 de marzo con 1.200 personas a bordo, construido en 1976 y la tercera embarcación con el mismo nombre.
Es la primera vez que la misión del Comfort, -de dar servicio a militares y asistir en causas humanitarias como desastres naturales o asistencia médica en Haití o a refugiados venezolanos en Sudamérica- le enfrenta cara a cara con una enfermedad contagiosa.
“Nos preparamos para diferentes misiones”, advierte a Efe González, hijo de mexicanos, que creció en la frontera estadounidense con la mexicana Ciudad Juárez, que visitaba durante su infancia los fines de semana y donde aún tiene familiares.
El militar, con 15 años en la Marina, destaca con orgullo que todo el personal, con sus diversas responsabilidades, se une para cumplir con cada misión y recordó que la última vez que esta embarcación tuvo una de gran envergadura en EE.UU fue tras los atentados terroristas del 11-S en Nueva York.
En 2017 el navío militar, con 12 quirófanos, un laboratorio médico, una farmacia y radiología digital, así como con dos instalaciones para la producción de oxígeno y una plataforma para el despegue y aterrizaje de helicópteros, también fue enviado a Puerto Rico para brindar ayuda tras la devastación causada por el huracán María.
Aunque el Comfort llegó a Nueva York para atender a pacientes no afectados con el COVID-19 y aliviar así la pesada carga de los hospitales con los infectados con la pandemia, tras los reclamos de Nueva York y ser autorizado por el Pentágono, el personal del buque comenzó a brindar servicios a neoyorquinos y residentes del vecino estado de Nueva Jersey contagiados desde el pasado 6 de abril.
El nuevo enfoque requirió la reconfiguración de áreas a bordo del buque de 1.000 camas para proporcionar más espacios para cuarentena y unidades de cuidados intensivos y poder atender hasta 500 pacientes de COVID-19.
Hasta el momento han sido tratadas en este hospital más de 115 personas, incluidos más de 40 positivos al COVID-19 por personal médico “altamente entrenado” que proviene de todas partes del mundo, indicó por su parte a Efe el teniente Devin Arneson, portavoz de relaciones públicas del barco, que cuenta con 100 camas para cuidado intensivo.
“Estos profesionales tienen la aptitud y capacidad de responder durante esta crisis global y están totalmente comprometidos a aliviar la presión ejercida sobre los hospitales locales de la ciudad de Nueva York”, afirmó en declaraciones escritas.
González, que hace dos años es parte de la tripulación del Comfort, dice ser consciente de que el gran reto es la posibilidad de contagio con el virus, pero, afirma, “sabemos lo que tenemos que hacer, estamos aquí para ayudar a la ciudad, a todos nos encanta ayudar a la gente. Sabemos que ese es el reto, pero está bien con nosotros”.
“Estamos tomando todas las precauciones para evitar el contagio. Usamos los lentes, guantes, mascarillas y ropa”, y cuentan con personal que solo trabaja con los pacientes del coronavirus y no se mezclan con el resto del personal del navío u otros pacientes, explicó.
“Ellos pueden moverse en el buque pero no se quedan aquí” en el barco sino en un hotel, indicó además el militar.
Destacó que funcionan como cualquier hospital, con empleados que trabajan el turno de la mañana y los que les sustituyen en la noche, y ninguno duerme en la embarcación para evitar el contagio del personal.
“Funcionamos como un hospital normal, pero en un barco, abierto las 24 horas”, indicó y recordó que trabajan en coordinación con el Javit Center, el centro de convenciones en Manhattan convertido en hospital provisional para atender pacientes con el virus.
Una integrante de la tripulación del barco arrojó positivo poco después de llegar a Nueva York y fue de inmediato aislada y aún se lleva a cabo una investigación para determinar cuál fue la fuente del contagio.
“Es la primera vez que el Comfort responde a enfermedades infecciosas. Esta es una situación compleja que nos obliga a evaluar continuamente la situación en el terreno y las necesidades de los hospitales de la ciudad”, señaló Arneson.
“Poder atender pacientes con COVID-19 a bordo del Comfort brinda una mayor capacidad para atender estos casos de alta gravedad, lo que permite que la estación médica del Javits se concentre en los positivos del virus de menor gravedad”, comentó el portavoz. EFE News