Marilyn Monroe y el Che, rostros pirograbados en la vajilla y música panameña
Entre cientos de artesanos que se encuentran concentrados en la 40 Feria de Artesanías de Panamá, Morales talla, dibuja y pinta lienzos de figuras de fama internacional, según comentó a Efe porque le gusta dar un toque de originalidad a las cosas de la vida cotidiana y a su vez rememorar las costumbres de antaño.
Raquel Sánchez
Nueva York – El afamado rostro de Marilyn Monroe, uno de los mayores mitos sexuales de Hollywood, y el del reconocido guerrillero argentino-cubano Ernesto “Che” Guevara son plasmados con precisión y detalle en instrumentos de percusión como el güiro, una obra maestra que da forma el pirograbador Milciades Morales.
Entre cientos de artesanos que se encuentran concentrados en la 40 Feria de Artesanías de Panamá, Morales talla, dibuja y pinta lienzos de figuras de fama internacional, según comentó a Efe porque le gusta dar un toque de originalidad a las cosas de la vida cotidiana y a su vez rememorar las costumbres de antaño.
El panameño procedente de la comunidad occidental de Bugaba, Chiriquí, destaca por su singular picardía, y es que además de las bellezas de sus obras hechas con frutos de tula y calabazo, también es un buen vendedor que disfruta al contar las historias a sus clientes de cada artesanía que expone.
Pero, la peculiaridad de su puesto se la lleva al resaltar en churucas o güiro, platos, vasos y cestas los rostros de personajes como el del acordeonista panameño fallecido Teresin Jaén, el boxeador Roberto Durán, el político indio Mahatma Gandhi, y la protagonista de la portada de National Geographic 1985, Sharbat Gula.
Aunque reconoció que, de sus creaciones, las más relevantes son las de Marilyn Monroe y las del “Che” Guevara, debido a que son las que más se venden a nivel internacional.
Músicos de Alemania, Canadá, Estados Unidos y México, por mencionar algunos, son los clientes a los que el artesano ha confeccionado los güiros, mientras que de vajillas los de Italia son sus compradores predilectos.
Morales, quien aprendió a confeccionar tallados en madera desde la década de 1970, indicó que no fue hasta 2007 que retomó el arte pero en los frutos de calabazo, dado que vio rentable las ganancias que podría obtener al aplicar un poco de talento.
Mientras enseñaba una de sus piezas, rememoró que antes de ser invadidos por el plástico, 50 años atrás, los utensilios antiguos que se usaban en la campiña interiorana panameña eran las copas, vasos, platos, cucharones y coladores hechos de totuma.
“En mi puesto todo el mundo viene a acordarse de la abuela, esto no se ve ya en esta sociedad civilizada, inclusive tengo hasta juguetes de antaño como trompo y bolero para no olvidar esos años mozos”, agregó el bugabeño.
Además de exaltar el folclore panameño y la destreza cultural, el hombre de unos 60 años no se deja encantar por las nuevas técnicas industriales que permiten hacer un trabajo más rápido, y dijo que por esas facilidades la calidad de las artesanías han decaído al punto de tener que competir con trabajos baratos y falsificados.
Morales, también lamentó que no sabe a quien heredar su talento y por eso incentiva a las personas a que trabajen en sus casas con los frutos que les brinda el campo.
“Cualquier persona tiene el talento solo hay que aprender la técnica, trató de enseñar a otros mis habilidades, no les cobro nada, lo único que no quiero es que deje de existir este arte”, exclamó Morales.
Mientras concluía su explicación, el artesano emprendió a jugar con su trompo, otra habilidad que no ha perdido con el tiempo y que llamaba la atención sin dudar de los asistentes que acudieron a la feria que concluye hoy en el Centro de Convenciones Atlapa. EFE