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Una nueva versión de “Las criadas” lleva la historia a un país enclaustrado

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Una enésima versión de “Las criadas”, la pieza de teatro del francés Jean Genet devenida en clásico del repertorio mundial desde su estreno en 1947, se aleja de la posguerra en Europa para llevar la historia a un país enclaustrado al que su autor, el cubano Erom Jimmy Cuesta, no quiere llamar Cuba.

“En mi texto se entiende que la acción ocurre en una isla, pero no se menciona explícitamente, como tampoco se habla de Castro, pues me parece aburrido”, dijo a Efe el director y dramaturgo, que ha tenido que agregar dos funciones extra de la obra a petición del público miamense.

Cuesta se aventuró con una “versión muy libre y muy personal” de la obra de Genet, a la que llamó “Las últimas criadas” y que hoy bajará el telón definitivamente en Havanafama, una sala de 70 butacas situada entre almacenes industriales en el centro de Miami.

“Este es prácticamente un texto nuevo, aunque mantengo la situación y los nombres de los personajes originales”, sostiene.

El director afirma haberse basado en el tema que plantea “Las criadas” para exponer cómo las personas que están habituadas a ejercer el poder de forma arbitraria “y hasta tiránica” se aburren tanto que son capaces de ensayar su propia muerte.

“El asesinato de alguien, de una idea o de la libertad misma no es nuevo para ellos. Se convierte en un ritual o representación de lo que va a suceder”, explica Cuesta, quien ha delineado nuevos personajes “negados a la evolución”.

“‘Las criadas’, el germen de lo que cuenta la obra, me sirvió para expresar una serie de ideas que tenía en la cabeza al llegar a Miami, luego de una segunda emigración”, indicó.

Emigrado a España en 2001, Cuesta se graduó en el Centro de Estudios Escénicos de Andalucía, aunque de Cuba, dice, llevaba adelantado algo al haber trabajado con el prestigioso colectivo Buendía.

“En esta obra, donde se habla a partes iguales de la lejanía que solemos sufrir y también del poder absoluto que ejercen otros, echo a volar mis delirios de cubano viviendo fuera de Cuba”, señala.

Cuesta apunta que en lugar de mencionar a Cuba o a los hermanos Castro ha preferido enfocarse en las consecuencias de un sistema político y por eso “se habla de prostitución, hambre, alienación, pérdida de valores”.

El dramaturgo cubano asegura haber aprendido el recurso leyendo “La isla en peso”, obra poética de su compatriota Virgilio Piñera.

Piñera, amplía Cuesta, “fue una especie de Nostradamus nacional que en los años 60 predijo todo lo que iba a suceder sin mencionar por su nombre al dictador”.

“El castellano es diverso, complejo. Yo me empeño en ser universal. No hago sainetes, con todo respeto al género, que los hay muy buenos”, apunta el creador de 41 años, afincado desde hace cuatro en Miami.

En “Las últimas criadas” también se muestra un enfrentamiento entre tres mujeres, dos hermanas y otra sin nombre que llega a una casa donde las ventanas son espejos, “con la intención de que no haya ni un punto de fuga”, explica el director.

“El tercer personaje, en mi versión, es una mujer joven, provinciana, que entra desesperada a ese lugar buscando respuestas. Decide ir donde viven las dos hermanas porque es el sitio más visible de toda la ciudad, pero luego debe escapar cuando descubre juegos macabros”, comenta Cuesta.

La cubana Viviam Morales es Solange, la argentina Verónica Abruza hace de Clara y la también cubana Tamara Melián interpreta a la mujer que llega.

“La obra sirve para cualquiera que pueda tener memoria de una dictadura. De hecho, la actriz argentina ha identificado el texto con sus vivencias de niña en una sociedad donde la propia familia, por miedo, prohibía la libre expresión”, apunta.

Con “una estridente nostalgia por hacer teatro dentro de Cuba”, según sus propias palabras y luego de 14 años de recorrido profesional “por pueblos españoles donde anduvo el mismísimo Miguel de Cervantes”, el director caribeño quisiera presentar “Las últimas criadas” en su país natal.

“Me gustaría presentar la obra en Cuba y para ello sé que debo pasar el filtro de la aceptación. En estos momentos prefiero no pronunciar la palabra censura”, concluye Cuesta. EFEUSA

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