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Soldados de EEUU muertos en Afganistán pudieron sucumbir a fuego amigo

El comando de las fuerzas estadounidenses en Afganistán investiga "la posibilidad de que los dos rangers cayeran muertos accidentalmente por 'fuego amigo' durante más de tres horas de combate", indicó el Pentágono.

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Nueva York – Los dos soldados estadounidenses muertos en Afganistán esta semana pudieron haber sido víctimas del “fuego amigo”, por lo que se ha ampliado la investigación sobre la operación contra el Estado Islámico (EI) en la que fallecieron, informó hoy el Pentágono.

Además, el Departamento de Defensa reveló hoy las identidades de los dos soldados muertos en la misión del pasado 26 de abril en la provincia de Nangarhar: los sargentos de los rangers Joshua Rodgers, de 22 años, y Cameron Thomas, de 23.

El comando de las fuerzas estadounidenses en Afganistán investiga “la posibilidad de que los dos rangers cayeran muertos accidentalmente por ‘fuego amigo’ durante más de tres horas de combate”, indicó el Pentágono.

Las muertes ocurrieron durante una operación en la provincia oriental de Nangahar, donde hace dos semanas Estados Unidos lanzó su mayor bomba no nuclear contra un complejo de cuevas del EI, matando a casi un centenar de combatientes en una zona que ellos consideran la provincia de Jorasán en su autoproclamado califato.

El Pentágono dio hoy más detalles de la operación en la que cayeron los rangers, que son la segunda y tercera víctimas estadounidenses en Afganistán en lo que va de año.

La misión se inició por la noche con fuerzas especiales estadounidenses en apoyo de fuerza afganas, que se infiltraron en una zona montañosa con presidencia del EI, del que se cree que quedan un millar de combatientes en Afganistán, tras un año perdiendo terreno.

Según Estados Unidos, las tropas infiltradas estuvieron sometidas a un intenso fuego enemigo, pero consiguieron dar muerte a varios cabecillas del EI, entre ellos posiblemente el emir de la provincia de Jorasán, Abdul Hasib, y “a más de 35 combatientes” del grupo terrorista.

El EI se nutre de integrantes de otros grupos extremistas de la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán y, aunque obtiene fondos desde el exterior, no ha recibido un gran flujo de combatientes extranjeros como sí ha ocurrido en Siria o Irak. EFEUSA

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